miércoles, 31 de julio de 2013

URUGUAY: POLEMICA POR LA FECHA DE LA INDEPENDENCIA."el 25 de agosto que se celebra en Uruguay es una fantochada y no merece respeto".

Polémica por la fecha de la Independencia
La orientalidad al palo

























24.08.2011  

El historiador Guillermo Vázquez Franco opinó que celebrar la Independencia de Uruguay un 25 de agosto "es una fantochada y no merece respeto". Vázquez Franco dijo a Montevideo Portal, que "el 25 de agosto es un invento uruguayo" y "debería dar vergüenza". Opinó que este jueves "debería colgarse la bandera argentina".

Este jueves 25 de agosto, se celebra un nuevo aniversario de la Declaratoria de la Independencia.


Ese día del año 1825, la Sala de Representantes aprobó dos Leyes: una declara la Independencia, mientras que la segunda dispuso la unión a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Esta última Ley genera mucha polémica entre los historiadores uruguayos, al extremo que muchos consideran que el 25 de agosto de 1825 no es la verdadera fecha de nuestra independencia.

El historiador Guillermo Vázquez Franco dijo a Montevideo Portal que "las asambleas están todas manipuladas. El Congreso de Abril, el Congreso Cisplatino, todos manipulados.

La Asamblea Representativa de 1825 reunificó la Provincia Oriental a las demás del Río de la Plata, a las que siempre perteneció y por derecho quiere pertenecer. Por eso, una ley accesorio que no es política sino simbólica, establece que la bandera de la provincia será la de los 33 Orientales, hasta que la provincia sea admitida por el Congreso Constituyente reunido en Buenos Aires. 

Una vez eso, la bandera oriental será la de Argentina. Y así fue. La bandera Argentina se enarboló en los edificios públicos durante tres años. Se inventó que esa fecha, que es la de la reunificación de la provincia a la patria, es la fecha que llaman de Independencia. Históricamente eso no es así. Es un invento. Quedó la mentira institucionalizada en el almanaque"

"Yo el 25 de agosto voy a festejar la reunificación con mi patria. Que fue frustrada por la trampa de la Convención Preliminar de Paz, el 27 de agosto de 1828. Esos tres años fuimos una provincia de Argentina y como tal nos condujeron", recalcó Vázquez Franco.
Según el historiador, "el 27 de agosto de 1828, la Provincia Oriental fue amputada al cuerpo político que integraba, y Argentina queda mutilada con una provincia de menos. Así fue la cosa. Además esta provincia era muy importante desde el punto de vista estratégico. Con la Provincia Oriental integrada a Argentina como estaba, el Río de la Plata era un río interior. El Brasil pegó el golpe maestro cuando nos divide, cuando amputa la provincia y la convierte en un estado independiente".

Articulado y polémica

La segunda ley aprobada el 25 de agosto de 1825, establece que "queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer período de la regeneración política de dichas provincias".

Para el historiador Guillermo Vázquez Franco, "la mentira repetida 1000 veces se convierte en verdad. Se convirtió en verdad que este 25 de agosto es la fecha de la Independencia. Es absolutamente falso. La Convención Preliminar de Paz, que es la que amputa a la provincia, es una vergüenza. A nadie le gusta que la Independencia de su país la declare en portugués un emperador en Río de Janeiro. El 25 de agosto es un invento uruguayo. Nos debe dar vergüenza, y nos da vergüenza que se celebre la Independencia el 25 de agosto".

"El 25 de agosto van a mentir. Se debería poner la bandera argentina.
Yo no la pongo porque no soy amigo de poner banderas. Esta primera Ley de Independencia, fue necesaria para derogar las decisiones del Congreso Cisplatino. Derogadas las decisiones del Congreso Cisplatino, la Provincia quedó en uso de su soberanía y 15 minutos después, decidió soberanamente reunificarse con Argentina. Esta bien que haya sido así, porque eran todos argentinos. ¿Qué motivos tenían los orientales para independizarse de Argentina? Ninguno", consideró Vázquez Franco.
Para terminar, el historiador lanzó: "el 25 de agosto que se celebra en Uruguay es una fantochada y no merece respeto".
Obras
El historiador Guillermo Vázquez Franco acaba de editar su libro "La Historia Prohibida". La obra es presentada como "un sistemático cuestionamiento de las verdades históricas que le fueron inculcadas desde la niñez, tanto por sus padres como por sus maestras y profesores. Por los políticos de derecha y de izquierda y por los artistas nacionales. En miles de actos, proclamas, libros y artículos. Le espera un libro que se enfrenta a todo".

Montevideo Portal

miércoles, 17 de julio de 2013

HISTORIADOR DE LA BANDA ORIENTAL (URUGUAY) GUILLERMO VÁZQUEZ FRANCO CANTA 'LAS 40' YO,ARGENTINO.!!!

HISTORIADOR GUILLERMO VÁZQUEZ FRANCO CANTA 'LAS 40'

Yo, argentino.


"La historia se cuenta de la forma que se contó porque la otra manera de hacerlo sería reconocer que somos el resultado de una estafa"
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Fotos. Juan Manuel López
Por GERARDO TAGLIAFERRO
A ver, saquemos cuentas. Messi, para empezar. Nos vendría fenómeno, tal vez no estaríamos ahora penando para clasificar al mundial. Aunque en el paquete vendría Maradona, el de antes y el de ahora... en fin.

¡El Papa! Para los católicos, aleluya. La polémica por Gardel sería de consumo interno, y en todo caso con los franceses. Tendríamos a Perón, Evita, Borges, la Coca Sarli y Tinelli, cambiaríamos al viejo Batlle por Yrigoyen y al Goyo por Videla. Y al Pepe por Cristina.

A cambio entregaríamos (no sería entregar en realidad, porque igual serían nuestros, aunque compartidos): Maracaná, la selección juvenil subcampeona del mundo (aunque habríamos sido campeones varias veces antes), a Zitarrosa, a Onetti y a Benedetti que, por las dudas, nació en Tacuarembó. Botnia nunca habría estado frente a Gualeguaychú... o sí, vaya a saber. No cambiaría nada el fastidio de muchos orientales hacia los "porteños" -o en todo caso nuestro complejo de inferioridad- ni esa benevolencia paternal o de hermano mayor -sobradora- que muchos de ellos muestran hacia nosotros, porque estas cosas no tienen que ver con nacionalidades sino con rivalidades que se manifiestan a la interna de cualquier país. O en este caso con una cuestionada "lucha de puertos". Y el problema con La Cumparsita y el dulce de leche se dilucidaría dentro de fronteras.

Algo de lo que postulamos en este juego de imaginación sucedería si el sueño de José Artigas -demostrable, documentado- se hubiera hecho realidad. Claro, no es posible 200 años después hacer este ejercicio y saltearse todo lo del medio, para empezar porque cuesta acomodar las piezas. Es solo un juego, por aquello de que si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta, y no mi abuela.

Lo que no es un juego es que el prócer de los orientales no fue uruguayo, porque el Uruguay no existía... y tampoco argentino. Pero en tren de especular con lo que Artigas "quería ser", como dijo la presidente Cristina Fernández para desatar la ira (¿o chauvinismo?) de muchos, la historia bien contada no deja dudas de su proyecto integrador de las "provincias del Plata" bajo un paraguas federal. Algo muy cercano a eso que se llamó Argentina -aunque sin Buenos Aires como capital- y que terminó excluyendo -para desdicha del prócer- lo que bastante más tarde se llamó Uruguay.
El profesor Guillermo Vázquez Franco está de acuerdo con Cristina desde mucho antes de que ella lo dijera. Y es de los pocos historiadores uruguayos ("orientales" según él) que lo proclaman con tanta o más vehemencia, o quizás el único. Vázquez va incluso más lejos: dice que Artigas no solo quiso ser argentino, sino que lo fue.


En 1994 publicó un libro, "La historia y sus mitos" y en 2001 otro, "Francisco Berra, la historia prohibida". En ellos argumenta su tesis. En pocas semanas verá la luz el tercer eslabón en la cadena de su pensamiento: "Adiós a la patria. La Convención Preliminar de Paz", que ya está pronto y en proceso de edición. Para Vázquez, Artigas era un "excelente caudillo" y también un "ególatra" y un "déspota". Un "lindo modelo" de caudillo rural, casi analfabeto y sin demasiados méritos políticos y militares, tan bien intencionado como errático en la mayoría de sus decisiones. Lavalleja habría ocupado quizás su lugar en la Plaza Independencia si hubiera muerto heroicamente en Ituzaingó, y Rivera... de Rivera mejor ni hablar.

Con 89 años y el porte de un hombre 20 años menor, Vázquez Franco estudia todos los días y sigue investigando. A las siete de la tarde, en su casa invadida por libros que decoran todas las paredes, asegura que estudiar es lo que estaría haciendo ahora de no mediar esta entrevista. Tiendo a pensar que sus opiniones, polémicas, frontales, no generan las reacciones irritadas que provocan las de Cristina porque, además de las diferentes investiduras de ambos, él nació de este lado del río y no carga con el estigma de ser porteño.

A 200 años de aquellos hechos, el país debería estar en mejores condiciones que sobre finales del siglo XIX -cuando se construyó el relato histórico dominante- para prestar atención a argumentos de este tipo y contrastarlos con la verdad oficial.

Mientras tanto, aquí van algunos de boca de Vázquez Franco, con la expresa constancia de la casa: las opiniones vertidas por el entrevistado son de su exclusiva responsabilidad. Yo, argentino.


1) ¿Por qué cree que causa tanto revuelo en nuestro país lo que dijo la presidente argentina sobre Artigas?
Causó revuelo porque es como si a un ferviente creyente le hubieran tocado a Alá, a Mahoma o a Cristo. Acá tocaron a Artigas, que es una religión de los uruguayos. Y una cosa tan sensata como dijo esta señora provoca las reacciones airadas. En lo que discrepo, en lo que no estuvo correcta, es en que dijo "Artigas quiso ser argentino". ¡Artigas fue argentino! Y muere argentino.

"Perdimos la guerra con Brasil en la mesa de negociaciones, después de haber ganado todas las batallas relevantes"

2) Bordaberry, en su Twitter, escribió que Artigas no quería ser argentino, sino que quería Provincias Unidas. ¿Hay diferencia entre uno y otro concepto, más allá del nombre?
Es un aspecto semántico. La palabra "argentina" es usada ya en el siglo XVI por (Martín del) Barco Centenera en un poema, pero no lo hace en el sentido político. No está probado, pero Provincias Unidas del Río de la Plata fue una designación política federal, mientras que Argentina fue una designación política unitaria. Rivadavia manda hacer una constitución en el año 1826, donde se crea la presidencia de la República Argentina. Esa constitución fue apoyada, compartida y asumida por la asamblea representativa oriental.
3) Aun después de las leyes de agosto de 1825.
No, gracias a las leyes de 1825, que son absolutamente unionistas. Acá tomaron justamente la fecha más contraria para celebrar la independencia. Todo lo contrario. El 25 de agosto (de 1825) lo que se inicia es el último período de reunificación nacional, que corre entre esa fecha y 1828, cuando viene la amputación de la provincia (oriental) por la Convención Preliminar de Paz. El 25 de agosto se aprueba la ley que reclama para esta provincia su condición de argentina, y dos meses después, el 25 de octubre, el Congreso Federal Constituyente reunido en Buenos Aires ratificó la reunificación, aceptando o confirmando la reunificación de la Provincia Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata "a las que siempre ha pertenecido y por derecho quiere pertenecer". Eso es lo que dice la ley del 25 de octubre (de 1825). Lavalleja comunica por bando, como se comunicaban las cosas en aquella época, que ha sido reincorporada la provincia a "la gran nación argentina". Lo dice eufórico.
4) ¿Cuándo se empieza a hablar de "uruguayos"?
Seguramente no antes de la guerra del Paraguay. Fíjese que el himno no cita a los uruguayos sino a los orientales. Los uruguayos no existen. En tren de tener que hacer un anclaje, porque la historia tiene que tenerlos, ubico a los uruguayos a partir de 1880. El concurso del cual sale "La leyenda patria" es de 1879. A partir de ahí comienza a ganar terreno el gentilicio "uruguayos" a retirarse paulatinamente el "orientales". Hasta que ahora quedamos muy pocos orientales.
5) Usted dice que entre 1825 y 1828, en los edificios públicos de este lado del río, flameaba la bandera argentina.
Porque era lo lógico. Se sancionan tres leyes (el 25 de agosto): la ley de Reunificación, la ley de Independencia y la ley de Bandera. Esta ley es la menos política y la más simbólica. Por ella flameó legítimamente y legalmente la bandera argentina en los edificios públicos de la provincia.
6) ¿La misma bandera argentina que conocemos hoy?
La misma... la misma, la bandera de Belgrano, que asume los colores de los Borbones: Carlos IV, en el famoso cuadro de Goya, tiene una banda blanca y celeste. Y el sol, que lo aplica Belgrano, es un homenaje a los incas. Belgrano coqueteaba con los incas, en dos oportunidades sugirió constituir una monarquía con un inca al trono. Buscaba agenciarse la fortísima influencia de la población altoperuana, que era muy importante. Y los uruguayos luego no adoptan la bandera de Artigas, la rechazan y se queda Entre Ríos con ella.
7) Aquí predominaba el sentimiento unitario, contra el federalismo de Artigas.
Exactamente. El Obelisco que remata 18 de Julio es un obelisco a los unitarios.

"Alvear debió ser fusilado por la espalda, porque fue un traidor"

8) Usted ha dicho que en los orientales se dividían entre unitarios -la mayoría- y federales, pero lo que no había a esa altura era independentistas.
Exactamente, había abrasilerados también, los que habían probado la plata dulce que les había ofrecido Lecor. Hubo mucho coimero. Uno de los mayores traidores, un insigne traidor, Pedro Trápani, le comunica a Lavalleja -y eso está en el archivo de Lavalleja, lo saqué de ahí- que Lecor recibió una partida de 300.000 patacones para atender los intereses de algunos orientales. Así nomás. ¡Mire dónde estamos parados! Se lo dice en un agregado al pie de una carta. Trapani era un traidor, y favorecía las soluciones que proponía Ponsomby. Pero esto lo dice Ponsomby además: que el tenía tres informantes importantes, que son Trápani, Manuel Moreno y Manuel José García. Tres grandes coimeros.
9) ¿Hubo un intento posterior de Rosas de volver a anexar a la Provincia Oriental a lo que ya era Argentina?
Anexar no es el verbo, es reunificar. No estoy muy seguro de en qué año fue porque eso está muy callado, nadie habla. Yo lo pesqué y no lo pude rastrear más, no lo he podido confirmar. Habrá sido ya en la presidencia de Oribe, en el 33 o 34. Hasta donde yo sé, Rosas le confió a un hombre de su entera confianza, el coronel Manuel Correa Morales, la ultra secreta misión de auscultar en Oribe una política de reunificación nacional. Y, pobre Oribe, no entendió la importancia que tenía el mensaje y en lugar de asumir la responsabilidad, delegó la propuesta en una comisión que es una manera de darle un entierro de segunda. Y por lo que sé, Rosas no volvió a insistir.
10) ¿Cuál es la cosmovisión que sustenta la historia oficial, esa que usted cuestiona?
Mire, no lo tengo documentado, pero tengo para mí que la historia se cuenta de la forma que se contó porque no tienen otra manera de hacerlo. La otra manera sería reconocer que somos el resultado de una estafa, y ¿quién se anima a decir eso? "Yo vivo en un país que es el resultado de una estafa, y el estafador fue Pedro I de Brasil". Posomby se lleva las cachetadas, pero el emperador de Brasil le saca ventaja.
11) ¿En qué consistió la estafa?
En independizar al país, amputarlo.
12) Con lo cual buscaban, Brasil e Inglaterra, que el Río de la Plata no fuera interior sino internacional, y por lo tanto libremente navegable.
Claro, que estuviera fuera de la órbita argentina. Fue el gran triunfo de Pedro I. Todo el mundo habla de Ponsomby, pero nadie dice que Pedro I sacó una gran tajada. Dicen que Pedro abandonó la Provincia Cisplatina. ¡Pero naturalmente! ¿Qué iba a hacer? La tuvo siete años ahí, prendida con alfileres, que se le escapaba en cualquier momento, bastó que Rivera se le diera vuelta a Lecor para que se le acabara el control sobre ella. No la llegó a controlar nunca. Así que no perdió la provincia, la que perdió la Provincia Oriental fue Argentina. Argentina se auto mutila con la Convención.

"Hay un vilipendio del cadáver de Artigas poniéndolo ahí, en ese lugar en donde lo pusieron"

13) El profesor Washington Reyes Abadie dijo en una entrevista que le hice hace algunos años que "nuestra historia fue escrita para justificar la división de los pueblos del Plata". Es bastante similar a lo que usted dice.
Sí, pero no mucho. Yo digo que está escrita para justificar nuestra derrota. ¿En qué nos derrotaron? En que nos dividieron. Nosotros perdimos la guerra con Brasil después de haber ganado todas las batallas relevantes. Y perdimos la guerra en la mesa de negociaciones. En el libro que estoy por publicar ("Adiós a la patria. La Convención Preliminar de Paz") digo por qué perdimos la guerra. Alvear debió ser fusilado por la espalda, porque fue un traidor.
14) ¿Por qué, si hay cosas tan evidentes como que nuestra independencia no se declaró el 25 de agosto de 1825, no hay una revisión histórica de todo esto?
¿Y quién la va a hacer? Quién con poder, porque yo me animo pero no tengo poder ninguno.
15) ¿Qué pasaría si un gobierno dijera: vamos a revisar los programas de estudio, lo que estamos enseñando a las nuevas generaciones?
Lo primero que pasaría es que Itamaratí se levanta. Ya lo dijeron en su momento, está escrito: el gobierno de Brasil tiene interés en la independencia de la Provincia Oriental.
16) ¿Pero eso se mantendría hoy?
Bueno no, eso no lo dijo hoy, lo dijo en el siglo XIX, en las instrucciones que da el marqués de Abrantes. Brasil tiene intereses, en el libro que voy a publicar digo que Brasil es el dueño de la independencia del Uruguay, lo cual es jurídicamente incorrecto pero da una idea de que todo fue patrocinado por Brasil. Argentina perdió una provincia que era suya, como si hubiera perdido Córdoba o Catamarca. Como si nosotros perdiéramos Cerro Largo o Paysandú. Argentina pierde presencia, gravitación internacional porque se le escapa una provincia que no sería la más rica, no sé, pero seguramente la más estratégica. Porque perdió la provincia que le daba el control del Río de la Plata, el acceso al corazón de América por la vía fluvial del Paraná y el Paraguay.
17) ¿Cuáles son las fuentes en las que usted basa sus tesis? ¿Son diferentes a las de sus colegas?
Los documentos son públicos, yo no ando mucho por los archivos abriendo legajos que nunca se hayan publicado. Leo mucho material del siglo XIX, mi hijo me acercó mucha literatura brasileña, por ejemplo Antonio Díaz, que es alguien que no lee nadie y publicó todos los protocolos de la Convención Preliminar de Paz.

"Yo no daba Historia Nacional en el IPA, no estaba dispuesto a andar galgueando en la parte burocrática y que viniera un inspector a cacarearme"

18) ¿Ha debatido esto con colegas?
No, no lo debaten. Ninguno me dice: "Mirá Vázquez, no es como vos decís". ¿Por qué no es como yo digo? ¿Es que Artigas se expresó que quiso venir y no lo dejaron o guardó silencio? "No, pero Artigas dijo"... ¿dónde lo dijo? Eso lo decís vos, Artigas no dijo nunca que quería venir y se quedó enterrado en Asunción. Por eso ha sido una profanación de tumba sacar a Artigas en el año 55 del cementerio donde estaba enterrado. Ha sido profanada y es profanada su tumba. Hay un vilipendio de cadáver poniéndolo ahí, en ese lugar en donde lo pusieron. En vida, hubo tres ocasiones en que lo invitaron a volver. En una de ellas, no sé si en la última o la penúltima, incluso no abrió el sobre con la invitación. Que se sepa, no hay una manifestación clara de por qué no quiso volver.
19) Usted dice que hay un "establishment" que es el que ha contado la historia, y lo sitúa en un 5% de la población. ¿De qué es representativo ese "establishment", de alguna clase social, de alguna ideología?
No... no me lo planteé así. Son todos uruguayos, eso sí, de eso no le quepa la menor duda... uruguayos, uruguayos, barras bravas del Uruguay. Obcecados, dogmáticos. Pero esto es patrimonio de todos los países, yo recojo una expresión de (Ernest) Renan que dice que todos los países hacen su propia historia. La historia de Canadá hecha por los franceses no parece la misma que la hecha por los ingleses. La historia no es una ciencia, eso es un cuento chino.
20) En los programas educativos de enseñanza primaria y media, ¿no ha habido cambios en todo el siglo veinte?
Ninguno, si hubiera habido cambios habrían echado al que cambió. Cuando hubo un intento de modificar los programas, volviendo más razonable la distribución de las horas de estudio del proceso histórico y Artigas quedaba por lo tanto subsumido en una cosa más racional, el establishment se levantó. Eso fue cuando el presidente era Lacalle, así que ahí tiene la idea de cuándo fue. Y el establishment tiró para atrás ese movimiento que quería poner las cosas en su lugar. Uno de los que planteó los cambios fue Gerardo Giudice, otra una muchacha que falleció, (Carmen) Apratto y algún otro profesor más. Fíjese que siendo yo alumno y luego profesor de secundaria, el ciclo artiguista llevaba el 33 por ciento del programa, de 27 bolillas que tenía el programa de Historia, 9 eran para Artigas, una hipertrofia descomunal. Y a mí me enchufaron a Artigas al derecho y al revés, y yo lo tuve que enchufar también.
21) Fue destituido durante la dictadura, ¿cuál fue el motivo?
Ineptitud.
22) ¿Ineptitud? Pero ¿qué había detrás?
Ineptitud (se ríe). Habría que preguntarle al que puso eso. Lo que le digo es en el documento de la Universidad, en Secundaria no, no hubo argumento.
23) ¿Cómo se define ideológicamente?
No me defino... ¿para qué? No sé, no sabría decirle. No estoy conforme con la visión de la historia que me trasmiten y yo no la quiero trasmitir, y no la trasmito. Porque es falsa. Ahora, ¿dónde estoy ubicado? Ah, yo qué sé.

"'Que los más infelices sean los más privilegiados' es una frase que no deja muy bien parada a la gente. ¿Hay que ser infeliz para que te privilegien? Eso es paternalismo puro"


24) En sus clases en el IPA, ¿exponía su visión de la historia nacional?

No, no, yo no daba Historia Nacional, no estaba dispuesto a andar galgueando en la parte burocrática y que viniera un inspector a cacarearme. Por eso dí Historia Americana en el IPA, y cuando fui profesor de preparatorios -que ahí sí dí Historia Nacional- le planteé al director del instituto donde daba clases que me permitiera dar un programa distinto. Y él me autorizó. Y en ese programa abordé la historia de la moneda, de la ganadería, Gardel, la historia del puerto, y así.
25) Ya que lo menciona, ¿Gardel nació en Tacuarembó?
No, no... el parto es un accidente y seguramente se produjo en Toulouse, pero era porteño. Lo que pasa es que al verbo no le damos importancia, pero el verbo "ser" es muy importante y él "era" porteño. No dice "yo soy porteño", pero en una entrevista que le hacen dice: "no hablo en francés, yo hablo español", y se corrige y dice: "yo hablo el porteño, y cada cual es lo que habla". Lo de Tacuarembó es una fantasía.
26) En definitiva, y volviendo a Artigas, los uruguayos ¿tenemos que sentirnos orgullosos de él?
Bueno, yo tendría que ser uruguayo para responder esa pregunta.
27) Pero usted es nacido acá.
Sí, soy montevideano, nunca paso de Propios. Artigas es un excelente caudillo, lindo modelo de ese fenómeno que es universal, vamos a entendernos. No vamos a creer que es nuestro: Atila era un caudillo, Moisés era un caudillo. En el género caudillo rural, ecuestre, rústico, Artigas es un lindo modelo.
28) Usted lo ha definido como un ególatra, un déspota... ¿qué más?
Y ¿le parece poco? Lo de déspota no es un adjetivo peyorativo ni nada por el estilo. Lo digo estudiando a un sociólogo alemán, (Karl August) Wittfogel, que estudia el despotismo asiático. Lo estudié con atención y empecé a trasegar. El despotismo es una forma muy primitiva de ejercicio del poder, donde el que lo ejerce lo hace por un consentimiento tácito de un grupo humano, no al margen o fuera de un orden jurídico sino sin la existencia de éste. Fíjese que Artigas, si usted lo analiza, nunca puede cometer ilegalidades, porque no hay una legalidad a la cual referirse. No es el caso de Lavalleja, que está inscripto en un orden jurídico y sí ejerce una dictadura cuando disuelve la asamblea en el año 27. Pero cuando Artigas desconoce al congreso de Capilla Maciel no comete ninguna ilegalidad, pero ejerce un poder despótico. Aquello de "mi autoridad emana de vosotros...", eso es retórica pura.
29) ¿Artigas escribía sus discursos?
Mire, me remito al estudio de Mario Cayota, que es un panegirista de Artigas y tiene un trabajo muy documentado, "Artigas y su derrota. ¿Frustración o desafío?". Allí dice que Artigas era casi analfabeto. Y el juicio de Cayota es muy ponderado y muy adecuado. No tenía cómo no ser analfabeto, la enseñanza que pudo recibir y que recibió fue mínima, de sectores docentes como los franciscanos que eran los peores pedagogos. Y luego desaparece a los 14 años, queda totalmente afuera de un circuito de educación curricular.
30) ¿Usted cree que el Reglamento de Tierras de 1815 no hace honor precisamente a aquello de que "los más infelices sean los más privilegiados"?
Yo digo que es todo retórica. Primero, la expresión "que los más infelices sean los más privilegiados" viene de los reyes católicos y aun desde antes, y no deja muy bien parada a la gente. "Los más infelices van a salvar el examen"... no, el examen lo van a salvar los que estudien más. ¿Hay que ser infeliz para que te privilegien? Eso es paternalismo puro, muy propio de una estructura caudillesca, no da para encandilar a nadie, y ahí no había ningún contenido revolucionario. El reparto de tierras excluía a los esclavos, a las mujeres, solo tienen derecho las viudas pobres y además si tuvieran hijos, es decir que discrimina. Hecho ese descarte, lo que queda tiene derecho. Las concubinas, que era el estado civil común en la campaña, según el texto de esa norma, no tienen derecho a tierras. Tienen derecho "los negros libres y los zambos de esta misma clase", pero los esclavos no.

"Si Lavalleja muere en Ituzaingó, es él quien está en la Plaza Independencia, con muchos más títulos que Artigas"

31) ¿En aquella época, otorgar tierras a los negros libres o a las viudas con hijos, no era un avance con relación a lo que había?
No, porque en la misma época, algunos años antes, Morelos e Hidalgo, en México, proponen literalmente la abolición de la esclavitud, cosa que a Artigas ni por asomo se le ocurrió.
32) Otro mojón importante en la vida pública de Artigas es la batalla de Las Piedras, que el ejército uruguayo considera hito fundacional de su existencia. Sin embargo, usted ha señalado que allí pelearon dos ejércitos españoles, uno de ellos al mando de Artigas.
No sé en qué momento Artigas -lo voy a decir de una manera impropia- deja de ser español. Muy probablemente, durante el éxodo, todavía es español. ¿Qué me hace pensar esto? Durante el éxodo, Artigas hace un relevamiento, un catastro de su población, y ese relevamiento está hecho en papel membretado que dice "Carolus IV Rex Hispanorium de Gratia". Un papel membretado de la monarquía, ahí hace el censo, en 1812.
33) En ese momento, ¿contra quién luchaba Artigas? 
No contra el rey, sino contra el mal gobierno.
34) Pero el 25 de mayo de 1810 ya había habido un pronunciamiento independentista en la región.
Belgrano dice: "Lo que menos pensábamos era en la independencia". Lo que precipitó la independencia fueron los sucesos españoles de 1808, la Constitución de Bayona, que nos llevaron a ser independientes. Lo dice Belgrano. Lo que había aquí era una guerra civil, y lo seguirá siendo luego, aun siendo ya Artigas un independentista, lo que queda claro en las Instrucciones del Año XIII. Si Lavalleja muere en (la batalla de) Ituzaingó, convénzase de que es él quien está en la Plaza Independencia, con muchos más títulos que Artigas.
35) ¿Por qué si hubiera muerto en Ituzaingó?
Porque habría sido una muerte oportuna, una muerte heroica, agarrada después por toda esa retórica que tiene Artigas. Muy pocos se mueren oportunamente. Maradona no se murió oportunamente, si se muere aquella vez hoy sería un dios, pero sobrevivió y tuvo tiempo de seguir metiendo la pata. Carlos Gardel sí, murió oportunamente, en el apogeo. Saravia también, una muerte estupenda. Ferreira Aldunate muere a tiempo. Pero son muy pocos, en general la gente se sobrevive y tiene tiempo de meter la pata.
36) ¿Qué otros mitos hay en la historia uruguaya?
Está lleno. En la historia contemporánea no me meto porque me aburre. Me aburre el batllismo. Pero en el siglo pasado hay muchos: la lucha de puertos es un mito, lo de la provincia pradera y frontera, otro mito. ¿Por qué la frontera tuvo que ser nuestra provincia y no Río Grande del Sur? Si lo que se quería era crear una separación territorial entre el imperio y la Argentina, ¿por qué esa separación tenía que ser nuestra provincia y no Río Grande? Podría hasta llamarse igual que nosotros: República Oriental del Uruguay Río Grande del Sur, y ser ellos los que separaban al imperio de la revoltosa Argentina. ¿Por qué tuvo que poner Argentina de su territorio el algodón entre los dos cristales y no lo puso Brasil? Ese es otro mito.

"A Rivera no lo querría de enemigo... ni de amigo tampoco. No era un tipo confiable"

37) Hablamos de Artigas y de Lavalleja, ¿qué me puede decir de Rivera?
(Se ríe) Bueno, a Rivera no lo querría de enemigo... ni de amigo tampoco. No es un tipo confiable... no era un buen tipo. No sabía de lealtades, no dejó nada positivo. Bueno, fundó el Partido Colorado, muy importante en el siglo XX, pero en el siglo XIX el Partido Colorado es de terror. El propio Rivera es de terror. Todos estos caudillos son muy primitivos, por eso cuando pasan del estadio de caudillos al de hombres de Estado son un desastre, no están preparados. Los hispanoamericanos no produjimos elites sabias capaces de conducir, porque no hay masa crítica que las produzca. Y no hay masa crítica porque España colonizó mal, es la que peor colonizó, no preparó a sus colonos.
38) ¿Sigue estudiando?
Sí, sí, ahora porque estoy con usted, si no estaría estudiando. Este libro que entregué ahora para publicar me ha ocupado mucho tiempo y ahora estoy pensando qué más. Hay un tema al que le tengo ganas pero le tengo miedo, porque me va a desbordar, que es el tema del poder. ¿Dónde está el poder, quién lo ejerce? Y no solamente quién, sino qué: la ciencia, la tecnología. Y dónde se expresa el poder. Seguramente los 33 Orientales, que sabemos que no eran 33 sino que el número responde a una denominación masónica, debajo de ellos y sobre ellos está la masonería. Los tres jefes de la cruzada son masones: Lavalleja, Oribe y Zufriategui. El número 33 está bajo el palio de la masonería. ¿En qué momento la masonería invierte el reloj de arena y en lugar de patrocinar la reunificación del 25 de agosto, patrocina la amputación del 27 de agosto del 28? ¿En qué momento? ¿En qué lugar, en Londres, en París, en Río de Janeiro?
39) ¿La Convención Preliminar de Paz también está patrocinada por la masonería?
Ah no me cabe la menor duda. Los cinco firmantes de la Convención son masones. El emperador era masón, Rivadavia era masón. No era masón Dorrego, y él se opone a la Convención.
40) ¿Y Artigas era masón?
A Artigas lo traen en el año 1855 para acá. Estanislao Vega, que es el que preside la comisión uruguaya que va a buscar los restos de Artigas a Asunción, era masón. Trajeron a Artigas y no tenían donde ponerlo, lo dejaron ahí arrumbado, y un masón como Gabriel Antonio Pereira ofreció su panteón. El que compra la espada de Artigas es un masón, Leandro Gómez. El que le da una parte de su chacra para que termine sus años en Paraguay es Carlos López, un masón. Juntando todo esto, no sé si Artigas en algún momento no fue masón. Alguien que no tiene autoridad histórica ninguna, pero que es masón, como Tabaré Vázquez, lo dijo en reserva.

Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy

viernes, 12 de julio de 2013

DISCURSO DE PERON SOBRE EL DIA DE LA RAZA Y LA CONQUISTA ESPAÑOLA.


Discurso de Perón sobre el dia de la Raza y la conquista Española






















En 1947, el entonces presidente pronunció un discurso en el cual exaltó la obra
de España en América, denunció la "leyenda negra" sobre la Conquista y
reivindicó "el Día de la Raza, instituido por Hipólito Yrigoyen"

No me consideraría con derecho a levantar mi voz en el solemne día que se
festeja la gloria de España, si mis palabras tuvieran que ser tan sólo halago de
circunstancias o simple ropaje que vistiera una conveniencia ocasional. Me veo
impulsado a expresar mis sentimientos porque tengo la firme convicción de que
las corrientes de egoísmo y las encrucijadas de odio que parecen disputarse la
hegemonía del orbe, serán sobrepasadas por el triunfo del espíritu que ha sido
capaz de dar vida cristiana y sabor de eternidad al Nuevo Mundo.

No me atrevería a llevar mi voz a los pueblos que, junto con el nuestro,
formamos la Comunidad Hispánica, para realizar tan sólo una conmemoración
protocolar del Día de la Raza.

Únicamente puede justificarse el que rompa mi silencio, la exaltación de nuestro
espíritu ante la contemplación reflexiva de la influencia que, para sacar al
mundo del caos que se debate, puede ejercer el tesoro espiritual que encierra la
titánica obra cervantina, suma y compendio apasionado y brillante del inmortal
genio de España.

Espíritu contra utilitarismo

Al impulso ciego de la fuerza, al impulso frío del dinero, la Argentina,
coheredera de la espiritualidad hispánica, opone la supremacía vivificante del
espíritu.

En medio de un mundo en crisis y de una humanidad que vive acongojada por las
consecuencias de la última tragedia e inquieta por la hecatombe que presiente;
en medio de la confusión de las pasiones que restallan sobre las conciencias, la
Argentina, la isla de paz, deliberada y voluntariamente, se hace presente en
este día para rendir cumplido homenaje al hombre cuya figura y obra constituyen
la expresión más acabada del genio y la grandeza de la raza.

Y a través de la figura y de la obra de Cervantes va el homenaje argentino a la
Patria Madre, fecunda, civilizadora, eterna, y a todos los pueblos que han
salido de su maternal regazo.

Por eso estamos aquí, en esta ceremonia que tiene la jerarquía de símbolo.
Porque recordar a Cervantes es reverenciar a la madre España; es sentirse más
unidos que nunca a los demás pueblos que descienden legítimamente de tan noble
tronco; es afirmar la existencia de una comunidad cultural hispanoamericana de
la que somos parte y de una continuidad histórica que tiene en la raza su
expresión objetiva más digna, y en el Quijote la manifestación viva y perenne de
sus ideales, de sus virtudes y de su cultura; es expresar el convencimiento de
que el alto espíritu señoril y cristiano que inspira la Hispanidad iluminará al
mundo cuando se disipen las nieblas de los odios y de los egoísmos.

Por eso rendimos aquí el doble homenaje a Cervantes y a la Raza.

Homenaje, en primer lugar, al grande hombre que legó a la humanidad una obra
inmortal, la más perfecta que en su género haya sido escrita, código del honor y
breviario del caballero, pozo de sabiduría y, por los siglos, de los siglos,
espejo y paradigma de su raza.

Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir El Ingenioso Hidalgo Don
Quijote de la Mancha, descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo
de la naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un
idealismo que no acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. Y además
caridad y amor a la justicia, que entraron en el corazón mismo de América; y son
ya los siglos los que muestra, en el laberinto dramático que es esta hora del
mundo, que siempre triunfa aquella concepción clara del riesgo por el bien y la
ventura de todo afán justiciero. El saber "jugarse entero" de nuestros gauchos
es la empresa que ostentan orgullosamente los "quijotes de nuestras pampas".

En segundo lugar, sea nuestro homenaje a la raza a que pertenecemos.

Para nosotros, la raza no es un concepto biológico. Para nosotros es algo
puramente espiritual. Constituye una suma de imponderables que hace que nosotros
seamos lo que somos y nos impulsa a ser lo que debemos ser, por nuestro origen y
nuestro destino. Ella es lo que nos aparta de caer en el remedo de otras
comunidades cuyas esencias son extrañas a la nuestra, pero a las que con
cristiana caridad aspiramos a comprender y respetamos. Para nosotros, la raza
constituye nuestro sello personal, indefinible e inconfundible.

Para nosotros los latinos, la raza es un estilo. Un estilo de vida que nos
enseña a saber vivir practicando el bien y a saber morir con dignidad.

Nuestro homenaje a la madre España constituye también una adhesión a la cultura
occidental. Porque España aportó al occidente la más valiosa de las
contribuciones: el descubrimiento y la colonización de un nuevo mundo ganado
para la causa de la cultura occidental.

Su obra civilizadora cumplida en tierras de América no tiene parangón en la
Historia. Es única en el mundo. Constituye su más calificado blasón y es la
mejor ejecutoria de la raza, porque toda la obra civilizadora es un rosario de
heroísmos, de sacrificios y de ejemplares renunciamientos.

Su empresa tuvo el sino de una auténtica misión. Ella no vino a las Indias ávida
de ganancias y dispuesta a volver la espalda y marcharse una vez exprimido y
saboreado el fruto. Llegaba para que fuera cumplida y hermosa realidad el
mandato póstumo de la Reina Isabel de "atraer a los pueblos de Indias y
convertirlos al servicio de Dios". Traía para ello la buena nueva de la verdad
revelada, expresada en el idioma más hermoso de la tierra. Venía para que esos
pueblos se organizaran bajo el imperio del derecho y vivieran pacíficamente. No
aspiraban a destruir al indio sino a ganarlo para la fe y dignificarlo como ser
humano…

Era un puñado de héroes, de soñadores desbordantes de fe. Venían a enfrentar a
lo desconocido; ni el desierto, ni la selva con sus mil especies donde la muerte
aguardaba el paso del conquistador en el escenario de una tierra inmensa,
misteriosa, ignorada y hostil.

Nada los detuvo en su empresa; ni la sed, ni el hambre, ni las epidemias que
asolaban sus huestes; ni el desierto con su monótono desamparo, ni la montaña
que les cerraba el paso, ni la selva con sus mil especies de oscuras y
desconocidas muertes. A todo se sobrepusieron. Y es ahí, precisamente, en los
momentos más difíciles, en los que se los ve más grandes, más serenamente dueños
de sí mismos, más conscientes de su destino, porque en ellos parecía haberse
hecho alma y figura la verdad irrefutable de que "es el fuerte el que crea los
acontecimientos y el débil el que sufre la suerte que le impone el destino".
Pero en los conquistadores pareciera que el destino era trazado por el impulso
de su férrea voluntad.

Como no podía ocurrir de otra manera, su empresa fue desprestigiada por sus
enemigos, y su epopeya objeto de escarnio, pasto de la intriga y blanco de la
calumnia, juzgándose con criterio de mercaderes lo que había sido una empresa de
héroes. Todas las armas fueron probadas: se recurrió a la mentira, se tergiversó
cuanto se había hecho, se tejió en torno suyo una leyenda plagada de infundios y
se la propaló a los cuatro vientos.

Y todo, con un propósito avieso. Porque la difusión de la leyenda negra, que ha
pulverizado la crítica histórica serie y desapasionado, interesaba doblemente a
los aprovechados detractores. Por una parte, les servía para echar un baldón a
la cultura heredada por la comunidad de los pueblos hermanos que constituimos
Hispanoamérica.

Por la otra procuraba fomentar así, en nosotros, una inferioridad espiritual
propicia a sus fines imperialistas, cuyas asalariados y encumbradísimos voceros
repetían, por encargo, el ominoso estribillo cuya remunerada difusión corría por
cuenta de los llamados órganos de información nacional. Este estribillo ha sido
el de nuestra incapacidad para manejar nuestra economía e intereses, y la
conveniencia de que nos dirigieran administradores de otra cultura y de otra
raza. Doble agravio se nos infería; aparte de ser una mentira, era una
indignidad y una ofensa a nuestro decoro de pueblos soberanos y libres.

España, nuevo Prometeo, fue así amarrada durante siglos a la roca de la
Historia. Pero lo que no se pudo hacer fue silenciar su obra, ni disminuir la
magnitud de su empresa que ha quedado como magnífico aporte a la cultura
occidental.

Allí están, como prueba fehaciente, las cúpulas de las iglesias asomando en las
ciudades fundadas por ella; allí sus leyes de Indias, modelo de ecuanimidad,
sabiduría y justicia; sus universidades; su preocupación por la cultura, porque
"conviene –según se lee en la Nueva Recopilación- que nuestros vasallos,
súbditos y naturales, tengan en los reinos de Indias, universidades y estudios
generales donde sean instruidos y graduados en todas ciencias y facultades, y
por el mucho amor y voluntad que tenemos de honrar y favorecer a los de nuestras
Indias y desterrar de ellas las tinieblas de la ignorancia y del error, se crean
Universidades gozando los que fueren graduados en ellas de las libertades y
franquezas de que gozan en estos reinos los que se gradúan en Salamanca".

Su celo por difundir la verdad revelada porque –como también dice la
Recopilación -"teniéndonos por más obligados que ningún otro príncipe del mundo
a procurar el servicio de Dios y la gloria de su santo nombre y emplear todas
las fuerzas y el poder que nos ha dado, en trabajar que sea conocido y adorado
en todo el mundo por verdadero Dios como lo es, felizmente hemos conseguido
traer al gremio de la Santa Iglesia Católica las innumerables gentes y naciones
que habitan las Indias occidentales, isla y tierra firme del mar océano".

España levantó, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e
hizo mucho más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con
un sello que las hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencias,
iguales a ella en su esencia y naturaleza. Incorporó a la suya la expresión de
un aporte fuerte y desbordante de vida que remozaba a la cultura occidental con
el ímpetu de una energía nueva.

Y si bien hubo yerros, no olvidemos que esa empresa, cuyo cometido la antigüedad
clásica hubiera discernido a los dioses, fue aquí cumplida por hombres, por un
puñado de hombres que no eran dioses aunque los impulsara, es cierto, el soplo
divino de una fe que los hacía creados a la imagen y semejanza de Dios.

Son hombres y mujeres de esa raza los que en heroica comunión rechazan, en 1806,
al extranjero invasor, y el hidalgo jefe que obtenida la victoria amenaza con
"pena de la vida al que los insulte".

Es gajo de ese tronco el pueblo que en mayo de 1810 asume la revolución recién
nacida; esa sangre de esa sangre la que vence gloriosamente en Tucumán y Salta y
cae con honor en Vilcapugio y Ayohuma; es la que bulle en el espíritu levantisco
e indómito de los caudillos; es la que enciende a los hombres que en 1816
proclaman a la faz del mundo nuestra independencia política; es la que agitada
corre por las venas de esa raza de titanes que cruzan las ásperas y desoladas
montañas de los Andes, conducidas por un héroe en una marcha que tiene la
majestad de un friso griego; es la que ordena a los hombres que forjaron la
unidad nacional, y la que aliente a los que organizaron la República; es la que
se derramó generosamente cuantas veces fue necesario para defender la soberanía
y la dignidad del país; es la misma que moviera al pueblo a reaccionar sin
jactancia pero con irreductible firmeza cuando cualquiera osó inmiscuirse en
asuntos que no le incumbían y que correspondía solamente a la nación
resolverlos; de esa raza es el pueblo que lanzó su anatema a quienes no fueron
celosos custodios de su soberanía, y con razón, porque sabe, y la verdad lo
asiste, que cuando un Estado no es dueño de sus actos, de sus decisiones, de su
futuro y de su destino, la vida no vale la pena de ser allí vivida; de esa raza
es ese pueblo, este pueblo nuestro, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra
carne, heroico y abnegado pueblo, virtuoso y digno, altivo sin alardes y lleno
de intuitiva sabiduría, que pacífico y laborioso en su diaria jornada se juega
sin alardes la vida con naturalidad de soldado, cuando una causa noble así lo
requiere, y lo hace con generosidad de Quijote, ya desde el anónimo y oscuro
foso de una trinchera o asumiendo en defensa de sus ideales el papel de primer
protagonista en el escena rio turbulento de las calles de una ciudad.

Señores:

La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura
occidental y latina, a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y
la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad, alcanzan sus más sublimes
proporciones. El Día de la Raza, instituido por el Presidente Yrigoyen, perpetúa
en magníficos términos el sentido de esta filiación. "La España descubridora y
conquistadora –dice el decreto-, volcó sobre el continente enigmático y
magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de
sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales y
con la aleación de todos estos factores, obró el milagro de conquistar para la
civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones a las cuales ha
dado, con la levadura de su sangre y con la armonía de su lengua, una herencia
inmortal que debemos de afirmar y de mantener con jubiloso reconocimiento".

Si la América olvidara la tradición que enriquece su alma, rompiera sus vínculos
con la latinidad, se evadiera del cuadro humanista que le demarca el catolicismo
y negara a España, quedaría instantáneamente baldía de coherencia y sus ideas
carecerían de validez. Ya lo dijo Menéndez y Pelayo: "Donde no se conserva
piadosamente la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no
esperemos que brote un pensamiento original, ni una idea dominadora". Y situado
en las antípodas de su pensamiento, Renán afirmó que "el verdadero hombre de
progreso es el que tiene los pies enraizados en el pasado".

El sentido misional de la cultura hispánica, que catequistas y guerreros
introdujeron en la geografía espiritual del Nuevo Mundo, es valor incorporada y
absorbido por nuestra cultura, lo que ha suscitado una comunidad de ideas e
ideales, valores y creencias, a la que debemos preservar de cuantos elementos
exóticos pretenden mancillarla. Comprender esta imposición del destino, es el
primordial deber de aquellos a quienes la voluntad pública o el prestigio de sus
labores intelectuales, les habilita para influir en el proceso mental de las
muchedumbres. Por mi parte, me he esforzado en resguardar las formas típicas de
la cultura a que pertenecemos, trazándome un plan de acción del que pude decir
–el 24 de noviembre de 1944- que "tiene, ante todo, a cambiar la concepción
materialista de la vida por una exaltación de los valores espirituales".

Precisamente esa oposición, esa contraposición entre materialismo y
espiritualidad, constituye la ciencia del Quijote. O más propiamente representa
la exaltación del idealismo, refrenado por la realidad del sentido común.

De ahí la universalidad de Cervantes, a quien, sin embargo, es precio
identificar como genio auténticamente español, mal que no puede concebirse como
no sea en España.

Esta solemne sesión, que la Academia Argentina de Letras ha querido poner bajo
la advocación del genio máximo del idioma en el IV Centenario de su nacimiento,
traduce –a mi modo de ver- la decidida voluntad argentina de reencontrar las
rutas tradicionales en las que la concepción del mundo y de la persona humana,
se origina en la honda espiritualidad grecolatina y en la ascética grandeza
ibérica y cristiana.

Para participar en ese acto, he preferido traer, antes que una exposición
académica sobre la inmortal figura de Cervantes, palpitación humana, su honda
vivencia espiritual y su suprema gracia hispánica. En su vida y en su obra
personifica la más alta expresión de las virtudes que nos incumbe resguardar.

Mientras unos soñaban y otros seguían amodorrados en su incredulidad, fue
gestándose la tremenda subversión social que hoy vivimos y se preparó la crisis
de las estructuras políticas tradicionales. La revolución social de Eurasia ha
ido extendiéndose hacia Occidente, y los cimientos de los países latinos del
Oeste europea crujen ante la proximidad de exóticos carros de guerra. Por los
Andes asoman su cabeza pretendidos profetas, a sueldo de un mundo que abomina de
nuestra civilización, y otra trágica paradoja parece cernirse sobre América al
oírse voces que, con la excusa de defender los principios de la Democracia
(aunque en el fondo quieren proteger los privilegios del capitalismo), permitan
el entronizamiento de una nueva y sangrienta Tiranía.

Como miembros de la comunidad occidental, no podemos substraernos a un problema
que de no resolverlo con acierto, puede derrumbar un patrimonio espiritual
acumulado durante siglos. Hoy, más que nunca, debe resucitar Don Quijote y
abrirse el sepulcro del Cid Campeador.

Juan Domingo Perón