lunes, 26 de julio de 2010

EVA SOLAMENTE UN POEMA...

EVA
solamente un poema 

Por María Elena Walsh





Calle Florida, túnel de flores podridas.

Y el pobrerío se quedó sin madre

llorando entre faroles sin crespones.

Llorando en cueros, para siempre, solos.



Sombríos machos de corbata negra

sufrían rencorosos por decreto

y el órgano por Radio del Estado

hizo durar a Dios un mes o dos.



Buenos Aires de niebla y de silencio.

El Barrio Norte tras las celosías

encargaba a París rayos de sol.

La cola interminable para verla

y los que maldecían por si acaso

no vayan esos cabecitas negras

a bienaventurar a una cualquiera.



Flores podridas para Cleopatra.

Y los grasitas con el corazón rajado,

rajado en serio…. Huérfanos…. Silencio….

Calles de invierno donde nadie pregona

El Líder, Democracia, La Razón.

Y Antonio Tormo calla "amémonos".

Un vendaval de luto obligatorio.

Escarapelas con coágulos negros,



El siglo nunca vio muerte más muerte.

Pobrecitos rubíes, esmeraldas,

visones ofrendados por el pueblo,

sandalias de oro, sedas virreinales,

vacías, arrumbadas en la noche.



Y el odio entre paréntesis, rumiando

venganza en sótanos y con picana…



Y el amor y el dolor que eran de veras

gimiendo en el cordón de la vereda.



Lágrimas enjuagadas con harapos,

Madrecita de los Desamparados.

Silencio, que hasta el tango se murió.



Orden de arriba y lágrimas de abajo.

En plena juventud. No somos nada.

No somos nada más que un gran castigo.

Se pintó la República de negro



No descanses en paz, alza los brazos,

no para el día del renunciamiento

sino para juntarte a las mujeres

con tu bandera redentora

lavada en pólvora, resucitando.

No sé quién fuiste, pero te jugaste.



Torciste el Riachuelo a Plaza de Mayo,

metiste a las mujeres en la historia

de prepo, arrebatando los micrófonos,

repartiendo venganzas y limosnas.



Bruta como un diamante en un chiquero

¿Quién va a tirarte la última piedra?

Quizás un día nos juntemos

para invocar tu insólito coraje.



Todas, las contreras, las idólatras,

las madres incesantes, las rameras,

las que te amaron, las que te maldijeron,

las que obedientes tiran hijos

a la basura de la guerra, todas

las que ahora en el mundo fraterniz

ansublevándose contra la aniquilación.



Cuando los buitres te dejen tranquila

y huyas de las estampas y el ultraje

empezaremos a saber quién fuiste.



Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva,

única reina que tuvimos, Loca

que arrebató el poder a los soldados.



Cuando juntas las reas y las monjas

y las violadas en los teleteatros

y las que callan pero no consienten

arrebatemos la liberación

para no naufragar en espejitos

ni bañarnos para los ejecutivos.



Cuando hagamos escándalo y justicia

el tiempo habrá pasado en limpio

tu prepotencia y tu martirio, hermana.

Tener agallas, como vos tuviste,

fanática, leal, desenfrenada

SE LLAMABA EVA


SE LLAMABA EVA...
Por Alejandro Olmos

En la ciudad del silencio la historia talló su imagen y le dio un pedestal en la eternidad del tiempo.
Hizo de su nombre una bandera, de su vida un ejemplo, y de su muerte un símbolo. 

No fue ella la ilusión de una promesa, porque hizo una realidad de la esperanza.  

No consagró el dogma de un partido, porque fue el amor cristiano de una obra. 

No gobernó a una República, porque reinó en el corazón de los humildes. 

La siguieron los débiles, porque ella rindió a los poderosos.  

La reconocieron los justos, porque ella condenó los privilegios.

La amaron los hambrientos, porque ella fue el pan de su justicia.

En la plaza de las multitudes selló su destino un 17 de octubre.

Y, desde la entraña misma de su pueblo, fue rebeldía, inspiración y nervio al lado del caudillo que parió la patria.

Renunció a los honores del Estado para servir de consuelo al sufrimiento.


El dolor de los desposeídos crispó sus manos y un anhelo de justicia fervorizó su sangre.


La doctrina de Perón se hizo evangelio en la obra de su vida, y agotó su sacrificio al servicio del pueblo.

En el invierno de una noche entró en la inmortalidad de los grandes.

Y un país, convertido en llanto, fue una larga sombra de gratitud y silencio.

El crimen de los bárbaros desterró su imagen en la impiadosa conjura de los odios.

Peregrina en caja anónima, tuvo por sepulcro un suelo extraño, y por lápida un nombre ajeno.

El pueblo la perdió en el día de la derrota.

El pueblo la rescató en el amanecer de una victoria.

En la parábola del arrepentimiento y el pecado, volvió a la patria.

Y la patria le dio tumba junto al caudillo.

Pero el odio de la infamia y la violencia los separó, de nuevo, en la ciudad dividida de los muertos.

La magia de su signo alienta a quienes toman su bandera, y estremece a quienes siguen el eco de su historia.

Se llamaba Eva...

Y en la lucha que ella emprendiera contra la injusticia de su pueblo ganará batallas al conjuro de su nombre.


AO/


Publicado por Agenda de Reflexión el 7 de Mayo de 2005. * Alejandro Olmos, gran luchador del peronismo, patriota de gran actuación en el periodismo y la resistencia es considerado El Patriota de la Deuda Externa por su juicio exitoso contra Jose Alfredo Martinez de Hoz, iniciado durante la Dictadura del Proceso.

jueves, 1 de julio de 2010

A VECES LA MUERTE NO EXISTE

A VECES LA MUERTE NO EXISTE

-No morirá jamás quien pueda sentir lo que yo sentí frente a mi gente. Yo sé que sólo Evita me entendería. 

Por Juan D. Perón

Introduccion: 




En 1993, Enrique Pavón Pereyra (1922 - 2004) publicó su libro Yo, Perón, escrito como si se tratara de las memorias dictadas por el viejo líder en 1974, durante los últimos meses de su vida.

No sería raro que haya sido realmente así, puesto que Pavón Pereyra fue su biógrafo oficial (a pedido del propio Perón), lo que le llevó a realizar un registro exhaustivo de las visitas y conversaciones que al General le interesaba documentar.



De Yo, Perón hemos rescatado párrafos que contribuyen al esclarecimiento de aspectos poco madurados por la historiografía del último y breve gobierno de este ilustre patriota latinoamericano.



Entre ellos, las relaciones con la Juventud Peronista y Montoneros; la legislación laboral y el sindicalismo o su vínculo con Licio Gelli, el ex premier italiano Giulio Andreotti y la logia P2.



En casi todos los textos — algunos casi predictivos, considerando que falleció el 1 de julio de 1974 — brillan los rastros de su incomparable genio político.



(...) Recuerden que la historia nunca se repite exactamente igual. Lo que primero es una tragedia, vuelve a la realidad como parodia. Si alguna vez llegase a haber otro golpe, el pueblo quedará tan derrotado que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar con el voto popular los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos.



(...) Si realmente tuviera la convicción de que la revolución se escribe con sangre, ya les hubiera dejado el camino expedito a los jóvenes, pero tengo miedo que la sangre que corra no sea exactamente la que ellos creen que debe correr, sino la de ellos mismos. Cuando digo esto, pienso en la infinidad de jóvenes que corren detrás de una consigna que creen revolucionaria, sin detenerse a pensar cuanto posee dicha consigna de carácter realmente popular.



(...) Soy consciente de que me queda poca vida. Bastante me han aguantado y bastante bien sobrellevo esta vida de tensiones que no elegí. Quisiera que antes de morir los argentinos se pongan de acuerdo en el camino a seguir.



(...) Cuando Gelli y Andreotti, vinieron a verme a Madrid para ofrecerme los servicios de la logia que comandaban, yo no sabía bien por que lo hacían, ni cuales eran sus intereses más profundos. (...) Ellos recuperaron el cuerpo de Evita como habían prometido, pero no me cobraron nada. (...) ¡Lógico, una vez en el poder me pasaron la factura! Pretendieron que la P2 manejase todo el comercio exterior del país. Les contesté: "¡Ni loco pago una deuda personal hipotecando la economía nacional!". Vicente Saadi que los conoce bien no me deja mentir. El tuvo siempre un contacto fluido con la logia y sabe cómo se manejan en todo lo referido a las deudas privadas.



(...) Asimismo, se reformó la ley de Asociaciones Profesionales. Esta ley tuvo sentido en tanto benefició a los organismos que trabajaban dentro de la ley para contribuir al mejoramiento social, como fue el caso de la CGT, perjudicando de manera expresa y taxativa las asociaciones que se reunían en forma velada para fines inconfesables y cuyas actividades no contribuían a la paz pública



(...) La juventud fue el nudo central de la discordia. No podía ser de otra manera, nueva gente motivada por nuevos avatares. Todo esto yo lo comprendí en su momento, pero como cualquier ser humano me confié. Creí primeramente que la realidad decantaría los excesos y que si la lucha era por el regreso de Perón, con el hecho consumado se aquietarían las aguas. Pero el proceso abierto fue un torrente que no cerraba sus compuertas (...) Primero comprobaron que yo no pactaría con ellos a espaldas del movimiento sindical.(..) Entonces la emprendieron con los dirigentes. Mataron a Rucci apenas había asumido en el poder. ¡Pero si parecen pagados por la oligarquía para desestabilizarnos!



(...) Hoy hablé con el pueblo, quizá por última vez. Por lo menos así, personalmente frente a frente y desde el balcón... Cada día que pasa lo siento como si fuese el último. ¡Con tantas cosas que necesita la Patria, este pobre viejo ya está pensando sólo en él y su circunstancia!



(...) Quizá tenga razón la gente que dice que por el imperio del destino, yo me he transformado en un ser colectivo, y por ello es que debo ser el único ser humano que espera la muerte con la convicción certera de saber que sobrevendrá de un momento a otro, inminente, impostergable. Por eso hoy me despedí de mi gente, de los grasitas de Evita, de los descamisados del pueblo, de los hacedores de la historia. (...) En esta última tarde, cuando regresé del balcón, advertí que no existe la muerte. No morirá jamás quien pueda sentir lo que yo sentí frente a mi gente. Yo sé que sólo Evita me entendería. Se que cuando alguien muere, desaparece del mundo de los vivos. Espero tener ese raro privilegio, del que goza Evita, de no morir, de permanecer como bandera en ese pueblo que tanto amamos, y al que yo me entrego —descarnado— acatando los designios de la Providencia.

1 DE JULIO DIA EN QUE ENTRO JUAN LA INMORTALIDAD.