sábado, 27 de diciembre de 2014

LEGIONES BRITÁNICAS EN LA AMÉRICA DEL SUR,BAJO "EL MANDO"... DE SIMÓN BOLIVAR.

Legiones Británicas en la América del Sur


“Yo deseo continuar sirviendo a mi patria, para el bien general de la humanidad y el aumento del comercio británico”. – Simón Bolívar, 19 de junio de 1815.



“Merecen una mención particular… las Compañías Británicas. A las que
Su Excelencia, el Presidente de la República, les ha concedido la ‘Estrella de los Libertadores’ en premio de su constancia y de su valor.” – Coronel Manuel Manrique, Jefe del Estado Mayor, durante la batalla del Pantano de Vargas (Boyacá).


Las Legiones Británicas fueron unidades voluntarias extranjeras que combatieron en América del Sur contra España durante las llamadas Guerras de Independencia.


Bajo el mando de Simón Bolívar, los voluntarios británicos llegaron a ser más de siete mil. En el Cono Sur, su número fue menor, aunque no despreciable, pero dado que combatieron en unidades menores mezcladas con tropas de otras procedencias es más difícil (aunque no imposible… y lo haremos próximamente) seguir sus peripecias.


En general se trataba de veteranos de las Guerra Napoleónicas, originarios de Inglaterra, Escocia e Irlanda, pero también de los territorios alemanes que pertenecían a la Corona británica. Su motivación era tanto política como económica.


Aunque Gran Bretaña había ayudado a liberar la Península Ibérica de las fuerzas de Napoleón, para la mayoría de los británicos España era “el enemigo”. El Parlamento londinense, según se desprende de sus sesiones, tenía bien en claro que no debía permitirse a España recuperar su antiguo esplendor imperial… a pesar de los compromisos contraídos en el Congreso de Viena. [*] A nivel popular, la “leyenda negra” estaba muy presente y la posibilidad de liberar a los americanos de la opresión del “papismo” español, era un mandato casi religioso. Por otro lado, en plena revolución industrial con salarios de miseria y el hacinamiento urbano, las historias de un continente extensísimo, rico y casi despoblado, iluminaban la imaginación de los más aventureros. Finalmente, un factor nada despreciable era el de una enorme cantidad de veteranos de casi treinta años de guerra que estaban ahora peligrosamente desocupados y que el gobierno británico quería sacar de la metrópoli.


Por su parte, el gobierno de Londres, si bien extraoficialmente siempre les prestó apoyó, tuvo públicamente una actitud ambivalente frente a ellos: por momentos los condenó como mercenarios; por otros, los alabó como luchadores de la libertad. En cualquier caso, muchos de los oficiales de estas tropas de voluntarios, luego serían reincorporados con sus mismos rangos en el Ejército o la Armada de Gran Bretaña, como si hubiesen estado cumpliendo servicios a Su Majestad británica durante su estancia en América del Sur.


En marzo de 1819, Bolívar decidió unificar a las tropas británicas bajo su mando en una única brigada, que tuvo a James Rooke como comandante. El irlandés Rooke, veterano de las campañas contra la República Francesa y luego Napoleón, amigo íntimo del Príncipe de Gales y cuñado del gobernador de St. Kitts (en el Caribe), se había unido en septiembre del ’17 a Bolívar en Angostura, quien le dio el mando del 1º Regimiento de Húsares de Venezuela (compuesto mayormente por voluntarios británicos) y junto a quien combatió durante la campaña del ’18.


Luego de combatir en la batalla del Pantano de Vargas, donde Rooke perdió un brazo que le fue amputado. El irlandés “patriota” murió en Belencito, cerca de Tunja. Su esposa, Anna, recibió de la República de Colombia una pensión vitalicia.


El 1º Batallón de la Legión Británica estuvo al mando del Cnel. James Towers English. El 2º Batallón, del Cnel.John Blossett. La llamada Legión Irlandesa, del Cnel.William Aylmer.


English, hijo de un comerciante de Dublín, había sido proveedor y, luego, oficial de intendencia del Ejército Británico durante las Guerras Napoleónicas. En mayo del ’17 encontró a López Méndez, el agente de Bolívar en Londres, y se hizo pasar como teniente de caballería. Fue así que, como Capitán en comisión, se unió en diciembre de ese año a los Húsares venezolanos. Por su valentía, fue promovido a Coronel y nombrado como el segundo al mando de Rooke.


En mayo del ’18, el coronel English firmó un contrato con el gobierno “patriota” para reclutar mil hombres en las Islas Británicas. Obtendría un beneficio de 50 libras esterlinas por cada hombre y el grado de General de Brigada en comisión, así como el mando de esta nueva Legión. English tuvo mayor éxito del esperado, y logró embarcar rumbo a Venezuela un grupo de dos mil voluntarios. El nuevo general británico desembarcó en Margarita en abril del ’19, tomando inmediatamente el mando de todas las tropas de voluntarios extranjeros.


En julio de 1819, las tropas de English participaron de la toma de la fortaleza de El Morro y la ciudad de Barcelona. Los mercenarios británicos cometieron toda clase de vejaciones, violaciones, robos y destrozos. Hasta las iglesias fueron profanadas.


Impresionado, el general Rafael Urdaneta, encargó a la Legión Británica capturar el fuerte de Agua Santa.English alegó estar enfermo, mientras sus mercenarios eran masacrados por los defensores realistas. Como consecuencia de esto, Blossett tomó el mando de la Legión, mientras English era enviado a Margarita, donde murió en extrañas circunstancias en septiembre de ese año ’19.


Blossett también era veterano de las guerras de fines del siglo XVIII y principios del XIX. También irlandés, Blossettdescendía del general francés hugonote que había ayudado a Guillermo de Orange a deponer al rey legítimo británico Jacobo II en 1688. Cuando se presentó ante él en Margarita, Bolívar le dio el rango de Coronel.


Cuando English se vio obligado a retirarse, Blossett se hizo cargo de la Legión Británica. Pero su afición a los duelos fue su perdición. Otro coronel británico al servicio de los “patriotas”, de apellido Power, le dio un tiro que resultó fatal.


Aylmer tenía un currículum un tanto distinto. En 1798 se había unido a la rebelión irlandesa que, imitando la revolución francesa, los llamados Irlandeses Unidoshabían intentado para liberar la Isla Esmeralda y convertirla en una república democrática. Luego de ser derrotado en Ovidstown, sostuvo una guerra de guerrillas en el llamado “bog” de Allen contra las tropas británicas. Finalmente, a cambio de un salvoconducto hacia el exilio, se entregó. En Austria se unió al Ejército Imperial como oficial y combatió a Napoleón. Eventualmente, se uniría al cuerpo de Dragones británicos, aunque manteniendo su comisión austríaca.


Terminadas las Guerras Napoleónicas y sin perspectivas revolucionarias en Irlanda, en 1819 partió con otros doscientos irlandeses hacia Venezuela. Creada la Legión Irlandesa por el Tte. Cnel. O’Connor, Aylmer quedó como segundo al mando.


Herido en la batalla de Río Hacha, murió en Jamaica el 20 de junio de 1820. Jamaica, principal estación británica en el Caribe, era al mismo tiempo epicentro y refugio de las fuerzas “patriotas” en el norte de América del Sur, América Central y México.


Nacido en Irlanda, Francis Burdett O’Connorpertenecía a una familia protestante de terratenientes. Un tío suyo, parlamentario, fue un famoso líder cartista; su padrino era también parlamentario por el Partido Radical; mientras que un primo, era uno de los jefes revolucionarios de línea más dura. La Revolución estaba en la genética de este futuro prócer venezolano.


Junto con Aylmer, organizó y dirigió la Legión Irlandesa, arribando a la isla Margarita en septiembre de 1819. La vida de estos irlandeses voluntarios en Margarita fue terrible. Bolívar no había encargado preparativos y no había vituallas ni refugios para ellos. Muchos murieron de enfermedades y otros decidieron regresar a Europa. Recién en diciembre la Legión fue reorganizada como regimiento y comenzó a prepararse para desembarcar en Venezuela.


En marzo del ’20, desembarcaron y tomaron Río Hacha, bajando la Cruz de San Andrés y colocando en su lugar la bandera verde irlandesa con el harpa en el centro.O’Connor y sus lanceros irlandeses tuvieron una actuación destacada en el combate de Laguna Salada, donde —según la propaganda “patriota”— 170 voluntarios derrotaron a más de 1700 realistas. (En realidad, los mercenarios contaban con abundante apoyo de rifleros y artillería.)


Amotinados por no recibir los pagos prometidos, los irlandeses debieron ser desarmados y conducidos bajo vigilancia británica a la isla de Jamaica. Allí, O’Connorlogró reenganchar a unos cien de sus antiguos subordinados. Con ellos, O’Connor se unió al sitio de Cartagena y en la campaña contra Santa Marta.


Bolívar tuvo en mucha estima a O’Connor y, tras regresar de Panamá, lo hizo Jefe de su Estado Mayor para la campaña de “liberación” del Perú. Fue fundamental en ésta, su papel en la coordinación y aprovisionamiento de las tropas bolivarianas —con evidente ayuda de los comerciantes británicos que operaban en el Pacífico.


Fue posteriormente asesor del Ejército Peruano-Boliviano, junto a Otto Braun, y tuvo un papel primordial en la derrota al Ejército Argentino en la batalla de Montenegro / Cuyambuyo. Tras esta victoria, O’Connor decidió retirarse a sus tierras en Tarija, donde intentó infructuosamente organizar colonias de británicos pobres. En ese tiempo abandonó su ateísmo y se convirtió a la religión católica, falleciendo en Tarija en 1871. Aunque sólo tuvo una hija legítima, su apellido tuvo una ilegítima proliferación en el sur de Bolivia.


George Elsom fue el primero en arribar a Angostura con sus legionarios. (Curiosamente —o no tanto— lo hizo en la fragata HMS “George Canning”, que tiempo después traería a Buenos Aires a San Martín y demás miembros de la Logia Lautaro.) Luego formará en el 2º Regimiento de Lanceros de Venezuela a las órdenes deSkeene, y finalmente comandará el 2º Regimiento de Rifles de Venezuela. Junto a los hombres de Elsom, venía un grupo de doscientos hanoverianos (alemanes vasallos del Rey británico) a las órdenes de Johan Uslar, o Uzlar.


Posteriormente, llegarían a Venezuela más voluntarios en expediciones comandadas por los coroneles del Ejército Británico: MacDonald, Campbell y Wilson.


El escocés Donald MacDonald comandaba el 1º Regimiento de Lanceros de Venezuela, que habían dejado Portsmouth a fines de julio del ’17 con destino a Venezuela. El Cnel. MacDonald había sido un simple soldado en el Ejército Británico, pero supo aprovechar las oportunidades que se le presentaban. Por su valentía se le dio la posibilidad de pasar a oficial, alcanzando pronto el grado de Capitán. Con distinción sirvió en las Antillas, contra españoles, holandeses y franceses. Pero abierta la guerra contra Napoleón en la Península Ibérica, se presentó voluntario en el Ejército Portugués. Así llegó a ayudante de campo el Gral. Ballesteros. Pero el fin de las Guerras Napoleónicas no le sentó bien y pronto se vio abrumado por las deudas. Así fue reclutado por los agentes de Bolívar para organizar una expedición de voluntarios.


Por su parte, Peter Campbell reclutó y mandó un Regimiento de “Rifles Negros” en Venezuela y Colombia. También de origen escocés, en las Guerras Napoleónicas sirvió con su regimiento, el Real de Kent Oriental, mejor conocido como “The Buffs” (por el color marrón amarillo de su uniforme). Con el grado de Capitán, se retiró a comienzos de 1818.


Henry C. Wilson tenía a su mando los llamados “Húsares Rojos”, puesto que vestían con la casaca roja inglesa —uniforme similar al utilizado actualmente por la guardia presidencial venezolana—. Hijo de un clérigo protestante de Galway (Irlanda), se destacó desde niño como prodigio. A los 15 años había ingresado a Oxford y se había interesado en las “ideas francesas”, pero eso no le impidió alistarse en el Ejército apenas graduado. Sirvió como oficial en el 3º de Dragones Ligeros. Estuvo en la Península Ibérica y logró un buen dominio del castellano. Fue por eso que López Méndez lo pondría al frente de los otros coroneles británicos contratados —aunque, posteriormente, en batalla se demostraría como un pobre oficial—.


El 1º Regimiento de Artillería de Venezuela quedó al mando de Joseph Gillmore. De origen irlandés, sirvió como Guardiamarina en las Antillas. Junto con otros oficiales británicos, se unió al Ejército Portugués; en su caso integrándose a la artillería de montaña. Se destacó en los Pirineos y luego regresó al Ejército Británico con el rango de Teniente del 27º de Infantería. En agosto del ’17, la desmovilización del Ejército Británico tocó a su puerta yGillmore, retirándose, comenzó los contactos con los agentes revolucionarios sudamericanos.


Robert Skeene fue contratado para reclutar y organizar un segundo regimiento de Lanceros. Habiendo sido maestro de reclutas de caballería en Maidstone y habiéndose retirado como Teniente Coronel, Skeenetenían muchísimos contactos en el Ejército Británico.


Otro oficial británico que se destacó fue Gustavus M. Hippisley, jefe del 1º Regimiento de Húsares de Venezuela. Ya el 14 de mayo de 1817 acordó con López Méndez los términos del contrato —contrato que fue reproducido por el diario Morning Chronicle sin provocar ninguna reacción adversa por parte del gobierno de Londres—. Hippisley, a sus 49 años, era miembro de una distinguida familia de Somerset, que decían descender del rey anglosajón San Eduardo el Confesor. Él mismo era un hombre de muchas riquezas. Tras haber asistido al prestigioso colegio de Saint Paul en Londres, obtuvo una comisión en el 9º Regimiento de Dragones. Con su unidad, sirvió en Irlanda por siete años y donde conoció a su esposa, de una rica familia protestante. Apenas conquistada la Colonia de Buena Esperanza, en África del Sur, Hippisley recibe la oferta de trasladarse allí, donde sería promovido a Mayor de Brigada. Nueve años estuvo en el Hemisferio Sur y, luego, se retiró. Pomposo, formalista y exigente hasta el ridículo, su papel en Venezuela y Colombia se verá opacado por otros oficiales más pragmáticos.


Otros muchos próceres británicos hubo en la América del Sur. Los nombres de Daniel Florence O’Leary, Gregor MacGregor, John Devereux, los hermanos James yJohn Mackintosh, Richard Trevithick, Thomas C. Wright, Alexander Alexander, George L. Chesterton, William Davy, Thomas I. Ferrier,Thomas Foley, Peter A. Grant, James Hamilton,John Johnstone, Laurence McGuire, Thomas Manby, Richard Murphy, John Needham, Robert Piggot, William Rafter, James Robinson, Athur Sandes, Richard L. Vowell, etc. Asimismo y simultáneamente, los buques británicos “Indian”, “Prince”, “Britannia”, “Dawson” y “Emerald”, servirán a los “patriotas”.


Todas sus historias al servicio de los intereses británicos merecen ser contadas.


Bibliografía:
- Matthew Brown, Adventuring through Spanish Colonies: Simon Bolivar, foreign mercenaries and the birth of new nations (2006).
- James Dunkerley, The Third Man: Francisco Burdett O’Connor and the Emancipation of the Americas (1999).
- Alfred Hasbrouck, Foreign Legionaries in the liberation of Spanish South America (1928).
- Ben Hughes, Conquer or Die! British volunteers in Bolivar’s war of emancipation (1817-21) (2010).
- Eric Lambert, Voluntarios británicos e irlandeses en la gesta bolivariana (1980).
- Brian McGinn, “A Complicate 19th Century celebration: St. Patrick’s Day in Peru, 1824”, Irish Roots 1 (1995).
- Edmundo Murray, “O’Connor, Francisco Burdett [Frank] (1791-1871)”,Irish Migration Studies in Latin America 4:4 (X/2006).
- Moisés Enrique Rodríguez, Freedom’s Mercenaries: British volunteers in the wars of independence of Latin America (2006).

http://bicentenariodistinto.blogspot.com.ar/2012/02/merecen-una-mencion-particular-las.html

lunes, 15 de diciembre de 2014

LOS DERECHOS HUMANOS COMO DISVALOR. Por El Filósofo Argentino, Alberto Buela.

Derechos humanos como disvalor
Alberto Buela (*)

























Como hace muchos años que venimos escribiendo sobre el tema de los derechos humanos y lo hemos encarado desde distintos ángulos: a) derechos humanos de primera, segunda y tercera generación, b) derechos humanos e ideología, c) derechos humanos o derechos de los pueblos, d) derechos humanos: crisis o decadencia.
En esta ocasión vamos a meditar sobre los derechos humanos como un disvalor o, si se quiere para que sea más comprensible, como una falsa preferencia.
Es sabido que la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por las Naciones Unidas a finales de 1948, afirma en su artículo 3 que: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Con lo cual los legisladores correctamente nos vinieron a decir que los derechos humanos proclamados alcanzan al hombre en tanto que individuo, esto es, formando parte de un género y una especie: animal rationale o zoon lógon éjon, como gustaban decir griegos y romanos.
Pero, al mismo tiempo, nos dicen que estos derechos son inherentes al hombre como persona, esto es, en tanto ser único, singular e irrepetible. Y acá está implícita toda la concepción cristiana del hombre.
Es cierto que se han producido éticas ateístas de la persona como la de Nicolai Hartmann, pero eso no dejó de ser un mero ejercicio filosófico vacío de contenido y sin ninguna consecuencia político práctica. Una ética atea de la persona es estéril, es un simple flatus vocis.
No obstante cabe destacar que este magistral artículo 3, que ha sido merecedor de una exégesis abundantísima, se apoya y tiene su basamento, en una concepción sesgada o parcial del hombre: como sujeto de derechos. Y es acá donde comenzamos a barruntar lo que queremos decir.
El hombre durante toda la antigüedad clásica: greco, romano, cristiana nunca fue pensado como sujeto de derechos, y no porque no existieran dichos derechos, sino porque la justicia desde Platón para acá fue pensada como: dar a cada uno lo que corresponde. Con lo cual el derecho está concebido desde el que está “obligado” a cumplirlo y no desde los “acreedores” del derecho. Es por ello que la justicia fue concebida como una restitutio, como lo debido al otro.
Esto es de crucial importancia, pues sino se lo entiende acabadamente, no puede comprenderse la Revolución Copernicana, que produjeron los legisladores onunianos en 1948.
Al ser lo justo, dar a cada uno aquello que le corresponde y no el obtenerlo para uno, la obligación de realizarlo es del deudor. Y ello está determinado por el realismo filosófico, jurídico, político y teológico de la mencionada antigüedad clásica. Así el peso de realización de lo justo recae sobre aquel que puede y debe realizarlo, el acreedor de derechos solo puede demandarlo.
Al respecto relata Platón cómo respondió Sócrates cuando le proponen fugarse de la cárcel al ser condenado a muerte: Nunca es bueno y noble cometer injusticia (Critón, 49ª5) En cualquier caso es malo y vergonzoso cometer injusticia (Critón, 49b6). Nunca es correcto retribuir una injusticia por una injusticia padecida, ni mal por mal (Critón 49 d7), pues es peor hacer una injusticia que padecerla. Qué lejos que están los postulados socráticos de la talmúdica ley del Talión, del ojo por ojo y del diente por diente.
Así, Sócrates no ignora que tiene “derecho humano a conservar su vida”, pero prima en él, el “derecho humano de los atenienses”, de los otros. Pues si se fuga realiza un acto de injusticia, peor aún que la recibida.
Hoy la teoría de los derechos humanos invirtió la ecuación y así viene a sostener la primacía del acreedor de derechos por sobre la obligación de ser justos. Y, entonces, termina privilegiando el bien privado al bien común, que es fue grave error del personalismo.
Viene entonces la pregunta fundamental: ¿A qué debe el hombre otorgar primacía en el ámbito del obrar: a ser justo o a ser acreedor de derechos?
Sin lugar a dudas todo hombre de bien intenta ser justo en su obrar, sin por ello renunciar a sus derechos pero, si el acto justo implica posponer algún derecho, es seguro que el justo lo pospone.
Ello nos está indicando la primacía y la preferencia axiológica de lo justo sobre el derecho.
Si invertimos esta relación los derechos humanos terminan siendo concebidos como un disvalor, como una falsa preferencia.
De modo tal que, obviamente, no estamos en contra del rescate que los derechos humanos han realizado en cantidad de campos y dominios. Estamos en contra que la vida del hombre se piense limitada y girando exclusivamente sobre los derechos humanos concebidos como un crédito y no como un débito.
Y así como el bien tiene una primacía ontológica sobre el deber porque el hombre no es bueno cuando realiza actos buenos, sino que el hombre realiza actos buenos cuando es bueno. Analógicamente, lo justo=ius la tiene sobre el derecho y la lex.

Disenso N°33 - Derechos humanos como disvalor.

Alberto Buela y Silvio Maresca conductores de Disenso, retomaron el tema del programa Nº32 sobre "La desgracia de ser heterosexual" profundizando sobre los derechos humanos y su desvalorización.

miércoles, 22 de octubre de 2014

EL NEGOCIO FILOSÓFICO DE ACUSAR A HEIDEGGER .Por el Filósofo Argentino Alberto Buela

El negocio filosófico de acusar a Heidegger
                                                                                            
Alberto Buela (*)























Nunca olvidaremos cuando una muy buena profesora de filosofía, la querida Amelia Podetti, sostenía allá por 1968 desde la cátedra de historia de la filosofía moderna que:"la filosofía ha sido la única disciplina científica que no ha cedido al pensamiento y las imposiciones del stablishment". Claro está que en aquella época no se manejaban todavía  las categorías de políticamente correcto o pensamiento único, que impusieran años después Alain de Benoist o Ignacio Ramonet.

Nunca imaginamos que esta clara y evidente enseñanza: la filosofía es insobornable, se fuera al traste con el correr de los años. En aquella época, donde estudiábamos Heidegger, mañana, tarde y noche, a ninguno de los magníficos profesores que tenía la UBA se le ocurrió afirmar que Heidegger fuera nazi, o lo que es peor que su filosofía llevara al nazismo. Ni los Carpio, ni los Pucciarelli, ni los Prior, ni un marxista como Carlos Correa, ni "paisanos" como Klein, Madanes o Kohan jamás levantaron su voz para condenar al Mago de Friburgo. Incluso entre nuestros compañeros de facultad de origen judío como, Barilko, Jalfen, Abraham, Picoti, Heller, Feinmann, y tantos otros, nunca se escuchó un comentario adverso. Es más Dina Picoti llegó a cursar con Heidegger y tiene a su haber magníficas traducciones del filósofo.
Y esto que pasaba en la UBA sucedió mutatis mutandi en todas las grandes universidades.
Entonces, ¿algo tiene que haber sucedido?  ¿Qué sucedió para que a partir de 1975 comenzaran multiplicarse como conejos los libros, estudios, tesis y programas sobre 

Heidegger y el nazismo?  
Nosotros creemos encontrar la razón de peso.
La subordinación de la filosofía a los intereses raza, religión y política más practicada después de la guerra del Yon Kipur 1973, donde se consolida definitivamente el poder de Israel en Oriente Medio y el poder judío en los Estados Unidos, consiste en escribir en contra de Heidegger y acusarlo de nazi. No hay autor por mediocre que sea, que no se vea elevado a los altares de la publicidad y el prestigio mediático cuando publica sobre ese tema.
La falacia, porque de eso se trata filosóficamente, que denominamos reductio ad hitlerum, se extendió luego a todo disidente del pensamiento políticamente correcto.
Por supuesto que este tema está vinculado a otro mayor como lo es la invención de la industria del holocausto, como la denomina Norman Finkelstein, en el libro homónimo, y que nace por esa época. Pues las memorias de los grandes hombres (Churchill, Eisenhower. De Gaulle, De Gasperi,) que participaron en la lucha contra la Alemania nazi, no hacen ninguna mención al holocausto. Industria de las indemnizaciones amañadas otorgadas  a falsas víctimas. Industria cuyo sustento político y filosófico es equiparar el sufrimiento de los judíos alemanes al de Cristo en la crucifixión.
Industria que ha hecho exclamar el escritor judío  Gilad Atzmon en The wandering who? que “la religión del holocausto es la que los unifica en todo el mundo”.

Pero, volviendo al caso Heidegger, si leemos atentamente los testimonios con los que contamos, sobre todo los libros del filósofo, su Discurso de rectorado y la entrevista de publicación póstuma a Der Spiegel, se desprende en forma evidente que Heidegger nunca fue nazi y que la mayor o menor simpatía que pudo tener con el régimen estuvo en su creencia de que, él mismo, asumiendo el rectorado podía colaborar al resurgimiento de la universidad alemana y no a un asentimiento ideológico como se le pretende endilgar. Como dijo Ernst Jünger: Heidegger pensó que Hitler lo iba a consultar”.
La decadencia de la universidad alemana era tal en la época, que un hombre tan alejado del nacional socialismo como un filósofo de prestigio, Nicolai Hartmann, pudo decir que casi no había cargos en la universidad, tanto administrativos como profesorales, en donde se pudiera encontrar a un alemán nativo.


















Foto: Martin Heidegger

Desde la filosofía de Heidegger, con su  crítica a la razón calculadora y a la técnica, rasgos que el nazismo exaltó a grado sumo, no puede deducirse ningún apoyo teórico al nazismo. De los mejores alumnos y discípulos que tuvo a su lado (Arendt, Marcuse, Max Müller. P. Aubenque, W. Biemel, Pöggeler, J. Patocka,  Beaufret, Ricoeur, etc.), de ninguno salió nunca una acusación de nazi o que su filosofía llevara al nazismo.

El nazismo de Heidegger es un negocio de avivados, que al no poder hacer filosofía por carecer de talentos para ello, dedican sus esfuerzos a la alcahuetería filosófica y a la policía del pensamiento. Eso le da renombre, viajes y dinero.
Es mas, a partir de febrero de 1934 es atacado por los ideólogos oficiales del régimen, como fue el caso de E.  Krieck.
La frustrada y frustrante experiencia del rectorado, que duró solo diez meses. (se afilia al partido en marzo del 33 y asume el 27 de abril, lo que muestra a las claras que su nacional socialismo era, básicamente, oportunista) es criticada por el propio Heidegger ya en el curso de 1935 titulado Introducción a la metafísica: “lo que hoy se ofrece en el mercado como filosofía del nacional socialismo, y que no tiene nada que ver con la verdad interna y la grandeza de este movimiento-con el encuentro de la técnica planetaria y el hombre moderno- pesca en las turbias aguas de esos valores y de esas totalidades”. Y cuando se edita el curso en forma de libro en 1953 Heidegger se niega a quitar la frase.

Pierre Aubenque, la máxima autoridad contemporánea en Aristóteles, que fue discípulo a partir de 1948 afirma: Tras el fracaso de su imposible aventura de Siracusa, donde creía poder convertir al tirano, Platón escribió La República. Igualmente, tras el fracaso del rectorado, Heidegger, meditó públicamente sobre su error, a su manera elevada y críptica. Esta meditación tuvo influencia en el “giro” a partir del 35, que le permitió pasar de la analítica del Desein a la deconstrucción de la historia del ser, donde el nazismo encontrará su lugar al lado del “fin de la metafísica”.[1]  
Walter Biemel en respuesta al libro del chileno Víctor Farías, el inventor del negocio filosófico del Heidegger nazi, afirma que el entorno del filósofo en la Universidad de Friburgo, inmediatamente después de su rectorado, era el único que se permitía una crítica abierta al régimen nacional socialista en el poder.
Con lo dicho queda dicho cuanto había que decir aquí sobre el tema.

(*) arkegueta





[1] Aubenque, Pierre: Otra vez Heidegger y el nazismo, Disenso Nº5, Buenos Aires, primavera 1995.

domingo, 19 de octubre de 2014

EL ARSAT-1, LA SOBERANIA EN EL ESPACIO

EL ARSAT-1, LA SOBERANIA EN EL ESPACIO 


EL PAIS › EL ARSAT-1, LA SOBERANIA EN EL ESPACIO Y LA INCREIBLE HISTORIA DE LOS SATELITES NACIONALES
Argentinos en órbita
El triunfo tecnológico de esta semana es la culminación de un cambio enorme en las prioridades del sector. El insólito negocio de Nahuel 2, las demoras para lanzar el segundo satélite y la intervención de Néstor Kirchner para crear uno íntegramente argentino.
Por Adrián Paenza
Para poder poner un satélite en el espacio, los países del mundo se reparten las órbitas. Es decir, hay un organismo especializado de las Naciones Unidas, llamado Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), que distribuye las “cajas espaciales”. La Argentina tiene asignadas dos 1). Una está a 72 grados de longitud Oeste. La otra, corresponde a 81 grados Oeste. Ambas posiciones orbitales se miden con respecto al meridiano de Greenwich. El Arsat-1, lanzado el jueves, ocupará la de 72 grados. ¿Por qué ser tan específico con estos datos? Sígame por acá y verá.
Cuando la UIT asigna una posición orbital, el país adjudicado tiene un plazo (generalmente de tres años, quizá con algún período de gracia dependiendo de las circunstancias y verificaciones) para ocuparla. Si no lo hace, la pierde y “entra el suplente”. De hecho, existen dos satélites que las están ocupando “por Argentina”, que son alquilados para no perder esas ubicaciones. Cada una es importante por diferentes razones. La posición 72 es ocupada hasta hoy por el satélite AMC-6, que pertenece a una empresa que solía llamarse GE Americom (GE por General Electric) pero que ahora es parte de un grupo más grande que se llama SES global, con mayoría de capitales norteamericanos. Esta empresa, junto con Intelsat, tiene más de la mitad de todos los satélites geoestacionarios que están girando alrededor de la Tierra. Y estoy hablando de más de 300.
Los satélites geoestacionarios, se denominan así por “geo”, que significa tierra y “estacionarios” porque aparecen como aparcados en el espacio, en este caso, justo sobre el territorio argentino. En términos que usan los técnicos y/o especialistas, se dice que esa posición orbital “ilumina” a la Argentina. De hecho, si uno pudiera ver al satélite desde nuestro país, lo vería como quieto en el espacio, algo así como si la Argentina estuviera usando una suerte de paraguas o de foco que la ilumina. En realidad, ilumina mucho más que nuestro país. Llega a cubrir algunos países limítrofes como Paraguay, Uruguay y Chile.
Un poco de historia
En el año 1995, la Argentina contrata el uso de un satélite (el Nahuel 1) con la empresa Nahuel Sat. Ese satélite estuvo especialmente diseñado para dar servicio a nuestro país. La construcción fue francesa y entró en operaciones en 1997. En principio, fueron ellos (los propios franceses) quienes controlaban las señales que emitía, pero después cedieron ese control a los ingenieros y técnicos argentinos. El Nahuel 1 tenía previsto una vida útil comercial de doce años.
La compañía Nahuel Sat tuvo varios cambios en su estructura societaria. En un momento ingresa la empresa norteamericana GE Americom (GE por General Electric), la que ya era accionista de Nahuel Sat y que ahora se transformó en SES Americom. GE Americom tenía 17 satélites en órbita y tenía una participación en el paquete accionario que comenzó siendo de 3,3 y llegó al 28,75 por ciento.
Cuando la Argentina sólo podía utilizar la posición orbital 72, la empresa que nos proveía el servicio se interesó en la posición 81 también. La clave y la importancia de esta otra posición orbital, es que la 81 “ilumina” a toda América, longitudinalmente, con una franja que va desde Estados Unidos hasta la Argentina. Si nuestro país podía hacerse de esa órbita, querría decir que podría empezar a tener clientes norteamericanos, ofrecer servicios satelitales en el Hemisferio Norte y no hace falta que me explaye en el valor económico que eso representa.
En el año 1998, Carlos Menem firma en Washington un acuerdo de reciprocidad muy peculiar 2). Por un lado, Estados Unidos, que era la poseedora de esa posición orbital (la 81), se la cedía a la Argentina. ¿Qué pedía a cambio? Que permitiera a la empresa DirecTV ubicar un satélite que tuviera penetración en nuestro país. La negociación parecía muy interesante. Por un lado, incorporaba a nuestro territorio un competidor para los servicios de cable (Cablevisión por ejemplo), pero a cambio obtenía un tesoro muy preciado: acceder al mercado norteamericano (además de lo que significa poder vender esos mismos servicios a toda América latina). Pero...
Por un lado, cuando le presentaron ese contrato a la comisión de telecomunicaciones del Senado, algunos legisladores preguntaron: “¿De qué reciprocidad hablan si la Argentina no tiene un satélite que pueda ‘iluminar’ en Estados Unidos? ¿De qué sirve tener asignada la posición orbital si no tenemos el aparato que la utilice?”.

Naturalmente no habrían de dejar que el negocio cayera ante semejante obviedad. Fue la propia empresa que era “dueña” del Nahuel 1 la que se ofreció para construir el Nahuel 2. Más aún: ese satélite pasaría a estar controlado en Benavídez, en la provincia de Buenos Aires, igual que lo que sucede hoy con el Arsat-1 que fuera lanzado el último jueves. Eso sí, había un pequeño detalle a considerar: el plazo temporal. Es decir, el tiempo empezaría a correr y la Argentina tenía alrededor de tres años para ocupar la posición que había adquirido en el canje.
Mientras tanto, DirecTV ingresó en el país y en particular comienza a ofrecer en la Argentina las imágenes del Mundial de Francia 1998. Sería redundante abundar en más detalles: ¡qué mejor política de difusión y promoción de una compañía nueva en el mercado que ingresar en un país (el nuestro) con un campeonato mundial de fútbol para seducir a los nuevos potenciales clientes! Pero, como esta historia continúa, conviene notar que la empresa norteamericana empezaba a operar aquí cuando el país no tenía aún siquiera abierta la licitación para que las compañías constructoras pudieran ofrecer un satélite que sirviera para ocupar la posición orbital 81.
Aprendizaje
El tiempo seguía pasando y nosotros no arrancábamos nunca. Curiosamente (o a lo mejor no), el Nahuel 2 comenzó a ser boicoteado. Por razones que fueron variando con el tiempo, el proyecto no avanzaba. En el camino, los ingenieros argentinos que trabajaban para Nahuel Sat comenzaron a aprender cómo “especificar” un satélite. Para que se entienda mejor, especificar quiere decir explicitar las particularidades que el satélite a construir tendría que poseer para satisfacer las necesidades que teníamos nosotros. Y además de aprender a especificarlo, aprendieron cómo estaban fabricados casi todos los satélites de telecomunicaciones del mundo. De hecho, consultaron en varias oportunidades con las constructoras de satélites de todo el mundo (que no son muchas) para que se presentaran a una suerte de licitación para ver quién se adjudicaba el Nahuel 2. Lo curioso (y tremendamente útil para la capacitación que tendrían los ingenieros, físicos y técnicos argentinos) es que, con el objetivo de ganar la licitación, cada una de las empresas fue presentando “manuales” técnicos detallados de sus satélites.
Pero por otro lado, mientras esto sucedía, los argentinos empezábamos a aprender cómo se construía un satélite de estas características. Más allá del juego político que se desarrollaba en otra mesa, ese aprendizaje rendiría sus frutos más adelante.
Como decía más arriba, no hay muchas empresas constructoras de satélites en el mundo. La Argentina consideró a siete. Este es el detalle.
Cuatro norteamericanas: Boeing Satellite Systems, Lockheed Martin, SSL (Satellite System Loral) y Orbital Sciences. Todas, de una u otra forma, están ligadas a la industria militar, pero también son proveedoras de satélites comerciales.
Del otro lado del océano, en Europa, hay tres compañías: Thales Alenia Space que, si bien es originalmente francesa, con el paso del tiempo se transformó (como todas) en empresas multinacionales. Una segunda compañía que se consideró en ese momento fue la de origen franco-alemán y que es la construye los Airbus, aviones que en particular forman parte de la flota de Aerolíneas Argentinas.
Me permito inyectar un dato: Thales Alenia Space se llamaba Aeroespacial antes y basta retroceder un poco más de 32 años y entender que ellos fueron los que producían los tristemente célebres misiles Exocet. ¿Se acuerda?
Esas fueron las seis constructoras que consideró la Argentina en su momento. Hay otras (dos rusas, una china, etc.) que no recibieron invitaciones para presentarse a la licitación. Sin embargo, las constructoras rusas presentaron también sus plataformas a través de Thales Alenia Space.
La última empresa europea que se suma a la lista de constructoras es la más nueva de todas. Es de origen alemán y se la conoce con las siglas OHB. Por ahora se ha ocupado de la construcción de satélites más chicos, pero es sostenida económicamente por la agencia europea del espacio. Por ejemplo, ahora están desarrollando satélites totalmente eléctricos, lo cual es ciertamente una novedad.
¿Por qué fui tan específico con estas empresas? Porque en el camino de la discusión política (y la dilación que empezaba a hacerse manifiesta), los científicos y técnicos argentinos seguían aprendiendo.
¿Serviría en algún momento el know how que estaban adquiriendo? Piense que esta formación (o información) tiene sentido adquirirla si usted, como país, piensa construir algún satélite en algún momento. De hecho, varios científicos argentinos fueron tentados por el grado de idoneidad que exhibían y algunos fueron contratados y viajaron a Europa. Otros, se quedaron en el país pero se siguieron educando y ganando experiencia en el tema. ¿Llegaría algún día en el que habrían de poder utilizar ese conocimiento en favor del país?
Controles
Pero me desvié. Vuelvo por un instante hacia atrás. En el pliego de licitación para la construcción del satélite se explicitaba que el control debía estar en la Argentina, más específicamente en Benavídez. Pero lo que no era comprensible desde el lado de los científicos era la razón por la cual nunca se llegaba a la estación final: decidirse por alguna de las propuestas y comenzar la construcción del satélite. A esta altura, ya le queda claro a usted (que además conoce el final de la película y ya se sabe quién fue “el muchachito”) que empezó a sospecharse de un boicot.



¿Cuál podría ser ese plan? Si el tiempo seguía pasando y la Argentina no lograba construir/comprar el satélite en tiempo y forma, la posición orbital 81, la que ilumina Estados Unidos y toda América, corría riesgo de perderse. Es decir: el país había honrado su porción del pacto (permitir el ingreso de DirecTV) y, a cambio, perdería la posición orbital tan valiosa. Para un observador externo parecía extraño: DirecTV se había insertado en la Argentina y, a cambio, el país no obtenía nada. ¿Qué intereses se lesionaban en el camino? O es que alguien sabía que nosotros nunca ocuparíamos esa posición y nos cambiaron el oro por espejitos de colores?
Sigo. Quiero agregar un dato no menor a esta historia y le pido que preste atención a lo que va a leer (si es que no lo sabe ya): si el país perdía el lugar, había alguien sentado tranquilo en el banco de suplentes, para ingresar en cualquier momento si el titular no podía seguir jugando (o si ni siquiera estaba en condiciones de entrar como titular). ¿Qué país cree usted que estaba segundo en línea esperando su turno? Sí, imaginó bien: ¡Gran Bretaña! ¿Curioso, no?
Cuando escribí las compañías que proveen y construyen satélites en el mundo, lo hice con la idea de mostrar que si bien tienen orígenes bien definidos (Estados Unidos por un lado y Europa por otro), los conglomerados y consorcios que las integran les pasan por encima a los países. La misma empresa (SES global) a la que la Argentina le alquila hoy el satélite interino que utiliza nuestra posición orbital 81 (por lo que el país no tiene ningún beneficio, sólo paga para no perderla) tiene una parte que controla SES Americom. Si Gran Bretaña obtenía la posición, ellos podrían seguir operándola.
Y hay algo más en este rompecabezas empresario (del cual no soy un experto ni pretendo serlo). Sólo quiero mostrar una pequeñísima porción de lo que se está jugando cuando uno ingresa en el mercado internacional a competir con los verdaderos tiburones: no te van a regalar el mercado así nomás. La posición orbital 81 tiene un impacto comercial muy fuerte, ya que no es lo mismo vender servicios en América latina que hacerlo en el mercado norteamericano, cosa que ya escribí más arriba. Pero, además, se incorpora otro dato muy significativo. El precio del megaHertz por mes (que es la unidad de venta) se cotizaba en aquel momento en alrededor de 4000 dólares 3) para los clientes de Estados Unidos. Si una empresa tiene una posición dominante en una región, puede permitirse el lujo de hacer dumping (perder dinero eventualmente en otra región) y de esa forma destruir a los competidores. De hecho, quienes estaban haciendo un buen negocio en el norte, podían cobrar solamente 3000 dólares el megaHertz por mes en Sudamérica y de esa forma manejar el mercado. De esa manera, la empresa Nahuel Sat no podía ganar. Eso sí, nadie dice que Nahuel Sat fuera inocente en este entramado empresario. Peor aún: todo pega con todo.
El “fracaso” de las licitaciones y pliegos y la dilación comenzó a hacerse evidente. Parecía hecho adrede. Mejor dicho, parecía porque era. La Argentina seguía pidiendo propuestas a las distintas compañías, con todas sus plataformas, y cada vez aprendíamos más y más. Y hasta allí llega todo cuando gente interesada en el país le advierte a Nestor Kirchner de lo que está por pasar. Kirchner no dudó. No sé si tenía muchas alternativas, pero ciertamente no esperó más tiempo. Podía haber decidido comprar finalmente un satélite, pero se inclinó por una postura más firme y soberana. Pidió un plazo de gracia de dos años y lo consiguió, pero en el camino se comprometió a que la Argentina construiría su propio satélite. Construiría su propia empresa (Arsat) y se apoyaría en el Invap para el diseño, especificación y construcción.
Con la visión, el coraje y la audacia de un verdadero estadista, redobló la apuesta y se fue a buscar a los ingenieros satelitales argentinos. Todos ellos pasaron virtualmente de trabajar para la empresa Nahuel Sat a Arsat.
Y acá llega otro momento clave: cuando hubo que empezar el diseño como si fuera nuevo, todo ese tiempo de frustración y perplejidad que acompañó a los ingenieros, en particular, científicos, en general, y técnicos, que sólo se habían dedicado a prepararse, decía... todo cambió abruptamente. Súbitamente la luz roja que los había acompañado durante años poniendo una y otra traba se había puesto verde y esa onda verde parecía propagarse en el tiempo.
Si la Argentina hubiera tenido que empezar de cero, es poco probable que hubiera podido cumplir con el plazo que había conseguido el entonces presidente. Sin embargo y en forma inesperada, todo lo que hubo que hacer, es (si se me permite la imagen) abrir el cajón en donde se encontraba todo escrito y preparado, y poner el mecanismo en movimiento. Esa increíble ventaja resolvió una parte vital del problema que tenía Kirchner.
Esa valentía de un visionario, cuyo crédito debería estar separado del gana-pierde político de todos los días, es el que nos permite hoy ocupar un lugar privilegiado en el mundo. Poco importa (al menos, me importa poco a mí), si somos parte de ocho, o diez o veinte países en el mundo que pueden construir un satélite de estas características. ¿Qué importancia tiene qué número de país somos? ¿No es suficiente decir que estamos en condiciones y que no dependemos de nadie? Ojalá todos los países fueran independientes y tuvieran la ciencia necesaria para poder hacerlo en cada lugar. De hecho, Bolivia le compró un satélite a China. El gobierno chino le vendió el satélite a Evo Morales por 302 millones de dólares. De este dinero, Bolivia solamente pagó 44 millones de dólares al contado y después, durante tres años, no tuvo que desembolsar ni un dólar más porque el gobierno chino, para abrirse una puerta en esta parte del mundo, le ofreció un crédito excepcional a quince años en el que, salvo el monto inicial, estuvo tres años sin pagar más nada. En el camino, los bolivianos tienen la posibilidad de generar dinero al vender los servicios que ofrece su satélite. En algún sentido, el propio satélite coopera en pagarse a sí mismo. Los bolivianos (con todo derecho) tendrán un satélite que les proveerá de servicios a ellos, pero ¿cómo sabe uno que los datos son solamente controlados desde La Paz o Santa Cruz?
En cambio, nosotros sabemos que los datos llegan sólo a Benavídez. Ya sé: supongo que habrá gente que al leer esta última línea estará pensando (y creo que con razón también): ¿y Snowden? ¿Qué tendría él para decir? Que soy ingenuo... Es posible, pero en todo caso, pongámoslo así: si los chinos o los rusos no pudieran hacer sus propios satélites, ¿le dejarían esa tarea de telecomunicaciones a Estados Unidos? ¿Les representará algo a ellos tener la ciencia y tecnología suficiente para producirlos?
Otro tema colateral: en esta competencia estéril por determinar si el 50 por ciento está hecho en el país pero el otro 50 por ciento es adquirido afuera, quiero hacer una observación que ofrezco para poder pensar: el satélite tiene dos computadoras (esencialmente). Una computadora maneja las calentadoras, las múltiples telemetrías. Y por otro lado, hay otra computadora que funciona modificando la orientación. Esta computadora se conecta con los sensores que son los que saben cómo está orientado el satélite y también con las ruedas de inercia. Estas ruedas del momento de inercia sirven para acelerar o desacelerar y modificar la orientación. Dominar... –lo quiero escribir otra vez– dominar esta tecnología es deteminante. Y esto es independiente de que se hubieran comprado otras partes afuera. Algunos huesos del cuerpo son comprados en el exterior (y no son menores, por cierto), pero el corazón y el cerebro son argentinos, con tecnología, diseño, software, desarrollo, construcción, implementación y ensayo todo hecho en la Argentina. ¿Qué más querríamos como primer paso? ¿Quién imaginaba siquiera que pudiéramos dar este primer paso?
Eso de “levántate y anda” deja de ser una frase con toda la poesía. El país no sólo se levanta y anda, sino que vuela. ¿No era argentino usted? ¿No nos ponían contentos los goles de Diego o los dobles de Manu? ¿Solamente eso? ¿Y esto que acaba de suceder en todos los frentes, qué es? ¿La fantasía de un barrilete cósmico o la realidad de un vuelo espacial?
Permítase celebrarlo. El acontecimiento lo merece. El suspenso del jueves valió la pena. Algunas veces también es un orgullo haber nacido en este país.
1) Todos los datos numéricos que figuran en este artículo son aproximaciones. Ser muy técnico o pretender ser muy preciso no cambia conceptualmente nada y solamente sirve para “dejar de entender”.
2) Firma del acuerdo de reciprocidad:http://edant.clarin.com/diario/1998/06/10/e-04601d.htm
3) Los precios han cambiado ahora, pero la referencia relativa sirve para entender lo que quiero ofrecer.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Las ecúmenes y el pluralismo Por: Alberto Buela

Las ecúmenes y el pluralismo

Por: Alberto Buela
A Alexander Dugin, que nos acaba de visitar
 

Las ecúmenes

Cuando el eminente helenista alemán Werner Jaeger(1881-1961) en las primeras décadas del siglo XX renueva todos los estudios griegos clásicos y en su magistral Paideia (1933) rescata del olvido la idea de ecúmene οικυμενα nunca sospechó que ésta categoría se transformaría a principios del siglo XXI, en irreemplazable instrumento para entender, o al menos barruntar, que sucede y sucederá en el mundo.
Es necesario trabajar sobre la idea de ecúmene para ir dejando de lado las mega categorías de civilisation impuesta por los franceses y de kultur por los alemanes, porque estas son en definitiva categorías de dominación y extrañamiento, utilizadas por las metrópolis para justificar su ingerencia en donde no les corresponde.
El término ecúmene, que tiene su raíz en oikia = casa, quiere decir en griego porción grande de tierra habitada. Para los romanos el Imperio era su ecúmene así como para los griegos lo era la  Hélade y para los cristianos hasta finales del medioevo, la Cristiandad.[1] Estas ecúmenes, cada una en su tiempo, coincidieron con los límites de lo que era considerado mundo.
A mediados del siglo XX hubo un intento de utilización ideológica de la idea de ecúmene y ello se llevó a cabo a partir del Concilio Vaticano II y su exaltación del ecumenismo, que treinta años después se mostró como una falsa idea, ya que su producto fue, el disolver la teología católica en un vacuo humanismo sin manos ni pies.[2] El ecumenismo universalista del humanismo cristiano postconciliar desnaturalizó la idea clásica de ecúmene disolviendo toda diferencia entre ellas y  haciéndole perder sus raíces, su arraigo. Y así como el racionalismo escolástico del siglo XIX fue el rasgo de mayor unión de la Iglesia con la modernidad, el ecumenismo vaticano lo fue en el siglo XX.

Este mismo ecumenismo mutiló la idea de hombre, y al limitarla a la exaltación del pobre por el hecho de ser pobre, dejó de lado el objetivo del humanismo clásico: la defensa de “todas” las posibilidades para ser plenamente hombre.

La idea de ecúmene está ciertamente vinculada a la de humanismo, pero entendido este como “una forma viviente que se desarrolla en el suelo de un pueblo y persiste a través de los cambios históricos”[3]El humanismo clásico greco romano busca la realización del ser del hombre a través de su formación. La referencia al suelo de un pueblo, según la cita,  nos muestra la encarnadura del antiguo  humanismo, que el mayor de los poetas latinos, Virgilio, refuerza cuando aconseja pensar a partir del genius loci. Concepto que encierra las ideas de clima, suelo y paisaje.
Este arraigo que se mantuvo en el humanismo hispánico, se pierde en el humanismo ilustrado, que es, con pequeñas variantes, el que manejan los regímenes liberales,  socialdemócratas y las Naciones Unidas, actualmente en el mundo. Las ideas de civilitation Kultur colaboraron a ello.

Cuando hoy se plantea la creación de mega regiones, Unión Europea, Unión Suramericana, como una necesidad de dar respuesta al proyecto del One Word  lanzado por Bush padre en 1991, limitándose a la idea de “región o gran espacio” cuya integración se busca más por el lado económico y político que cultural, se está poniendo el carro delante del caballo.

Nos vemos entonces obligados intelectualmente a volver sobre la categoría de ecúmene para poder comprender, al menos en parte, qué nos sucede y nos puede suceder.

Agotado el proyecto moderno entre cuyas ideas fuerza estaban las de progreso, igualitarismo, democracia liberal, libre mercado, subjetivismo, racionalismo, primacía de la técnica, etc. etc. también se deshace, se desvanece la idea del mundo como universo. 

Nos percatamos un poco sorprendidos que el mundo ya no es más un universo; esto es, que no tiene una sola versión y visión, que era la de la modernidad expresada a través del racionalismo de la Ilustración, sino que más bien, el mundo es un pluriverso. Esto es, el mundo está compuesto por muchas versiones y visiones, tantas como ecúmenes
culturales lo habitan.

El mundo entonces es culturalmente plural, es un pluri- verso y no un uni- verso. Y su pluralidad radica en la existencia o coexistencia de diferentes ecúmenes.
Grosso modo, podemos determinar algunas: la europea, la angloamericana, la arábiga, la india, la eslava, la iberoamericana y la chino-oriental. Sin duda se podrá buscar otro tipo de clasificación dado que éstas existen a los efectos didácticos-comprensivos y en ellos se agotan. Como todas la clasificaciones pasa lo de la chacarera: Casas más, casas menos, igualito a mi Santiago. Siempre son aproximaciones a la realidad, pues ésta es más rica que aquéllas y no se deja encerrar.
Estas ecúmenes a veces coinciden con una región determinada, vgr. la ecúmene iberoamericana con la mega región del MERCOSUR y del Unasur, incluso la supera pues abarca también centro y parte de norte América. Con la ecúmene europea pasa, mutatis mutandi, algo similar. Existe en ellas una continuidad territorial.

Otras veces estas ecúmenes no coinciden con una región sino que involucran a varias, vgr. la angloamericana engloba una parte de Europa con Inglaterra, una parte de América con USA, Canadá, Jamaica, Guyana, Belice, un parte de Oceanía con Australia, Nueva Zelanda et alii, una parte de Asia con espacio americanizados como Singapur, Taiwan, Corea del Sur e incluso Japón. 

Otras ecúmenes abarcan multitud de países, incluso algunos dispersos, como es el caso de la arábiga. En tanto que con la india sucede a la inversa y se encuentra limitada a un solo país.

Las ecúmenes determinan espacialmente no solo un medio apropiado para la vida colectiva sino también un mundo de valores compartidos por los hombres que la habitan.

El pluralismo

Y si de valores se trata, es la multiplicidad de ellos quien da origen al pluralismo.
Vamos a intentar definir la noción respondiendo a dos preguntas:
a)¿Cómo se plantea hoy, masivamente, el tema del pluralismo?.
b)¿Cómo debería plantearse la cuestión?

Hoy se sostiene y alienta el  pluralismo en la medida en que es un relativismo que invade toda la sociedad; es decir, no hay ningún valor verdadero ni ningún valor falso. Menos aún un valor superior a otro. Ya decía Discépolo en el tango Cambalache: “todo es igual nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.
Esta idea de pluralismo es difícil de erradicar, porque cuando uno la critica puede pasar a ser considerado un reaccionario, cosa que nadie quiere ser. Ser un reaccionario es ser un hombre fuera de la humanidad. Cuando en realidad el carácter reactivo es propio de los seres vivos y no de los cadáveres. ¡Pero vaya uno a hacerlo entender!.
Afirma el colombiano Gómez Dávila: Ser reaccionario es haber comprendido que no se puede demostrar, ni convencer, sino sólo invitar.[4]
La teoría ilustrada que tiene hoy plena vigencia consiste en sostener que el pluralismo se debe plantear no sólo dentro de las ecúmenes culturales sino además dentro de los Estados nacionales que la componen.
¿Cómo debería plantearse la cuestión?

Nosotros sostenemos por el contrario que el pluralismo no debe darse en el seno de los Estados-nación, sino que el pluralismo se debe dar entre las ecúmenes culturales. El riesgo del pluralismo ecuménico dentro del Estado-nación lo nota el afamado politólogo liberal Giovanni Sartori cuando afirma: “Reunir muchas culturas sobre un mismo territorio es peligroso. Así, no deben entrar en un país aquellos que no se encuentren listos para integrarse. Pues, la inmigración no seguida de la integración conlleva la muerte del pluralismo y la democracia” [5].
Son las ecúmenes las que producen la verdadera y auténtica pluralidad del mundo al constituirse ellas, a partir de valores compartidos, lenguaje, creencias, vivencias e instituciones compartidas.
Así, el pluralismo cultural debe ser entendido como un interculturalismo donde cada identidad se piensa entre otras, pero a partir de su diferencia, en esto radica la coexistencia, o mejor, concordia de las comunidades.

Entender el pluralismo cultural como un multiculturalismo; esto es, un relativismo cultural que conduce simultáneamente a la exclusión de otras culturas para evitar su desnaturalización, o lo que es peor, valorar al otro por el sólo hecho de pertenecer a una minoría y no por su méritos o valor en sí mismo, es el grave error que comenten hoy los antropólogos culturales y los multiculturalistas o progresistas del pensamiento.[6]

Cuando en nombre de este multiculturalismo que como vimos es un relativismo sectario y excluyente, se invade desde una ecúmene a las otras, ello produce la desnaturalización de ésas. Así se alienta la “americanización” de la europea, “la imbecilización” de la iberoamericana,  la “terroristización” de la ecúmene arábiga, etc. Erróneamente desde la ecúmene invasora puede pensarse que se produce una transferencia de sentido, aun cuando ni todos los europeos están norteamericanizados, ni todos los iberoamericanos somos imbéciles, ni todos los árabes son terroristas.

Esta trasferencia de sentido e interferencia de una ecúmene en otra es de máximo riesgo, porque nos está indicando el surgimiento de un totalitarismo ecuménico, por el cual una se impone al resto. El mundo perdería así su riqueza de aspectos variados, su carácter de bello, por aquello que es un cosmos, para transformase en un “orbe” único, uniformado y homogéneo. 

Pluralismo sin relativismo

¿Cómo puede ser un pluralismo sin relativismo?: Pensando que el mundo no es ya un universo sino un pluriverso, compuesto por varias ecúmenes.

Si queremos hablar en profundidad acerca del pluralismo tenemos primero, que fijarnos a partir de donde surge. Así podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que todo pluralismo nace de la preferencia por parte del hombre de ciertos valores sobre otros.

Esta definición nos obliga a meditar acerca de la naturaleza de los valores. Y la primera cuestión es que los valores no son sino que valen, según afirmara Hermann Lotze(1817-1881), el primero que modernamente meditó sobre este tema.
Y si los valores sólo valen es porque para existir tienen que encarnarse en cosas y acciones. Y es a partir de ese momento estas se transforman en bienes o acciones buenas.
Ahora bien, los valores tienen dos rasgos fundamentales, la polaridad y la jerarquía. Los valores son polares porque siempre a un valor se contrapone un disvalor y guardan entre sí una relación jerárquica porque siempre uno vale más o menos que otro.

El hombre se aproxima a los valores a través de dos disposiciones, en primera instancia emotivas, cuales son las de preferir o posponer. Y así elige unos y deja de lado otros. Dado que el hombre prefiere y posterga constantemente durante su vida unos valores a otros, de la misma de la misma manera los pueblos van conformando a lo largo de su historia un mundo de valores preferidos y otro pospuestos que conforman su cosmovisión que es la que en definitiva fija su índole propia, su idiosincrasia dentro de la historia de la humanidad.  

Las diferentes cosmovisiones están a su vez encarnadas en distintos espacios del mundo, que se denominan ecúmenes; y es allí donde radica todo verdadero y auténtico pluralismo que, por otra parte, es el que debe ser defendido a capa y espada ante la incontenible homogeneización del mundo que se nos propone como panacea política-cultural desde comienzo del los 90 con su ideal de one world.

Los intelectuales progresistas entienden el pluralismo cultural como diferentes versiones sobre lo humano y lo divino conviviendo dentro de una misma sociedad. Algo absolutamente inviable por contradictorio. Recordemos al respecto cuando el niño mimado de la intelligensia francesa y uno de sus “nuevos filósofos”, Bernard Henry-Levy, se jactaba unos días antes del descalabro de la guerra de Serbia: “Sarajevo con sus mezquitas, iglesias y sinagogas refleja la armonía de la razón civilizada”. Sin percatarse que días después ese ideal de la razón ilustrada se hacía añicos. Y el error radica, pensar el pluralismo en pequeño, en el Estado-nación, en el lugar no correspondiente.

El salto indebido del pluralismo, siempre beneficioso entre las diferentes ecúmenes, al pluralismo en el interior de los Estados de las mismas, es el error más grave cometido por la modernidad en orden a la vida político-práctica de los pueblos. La democracia liberal y su pluralismo mal entendido, disolución de los valores nacionales, que como modelo se ha impuesto, incluso manu militari, fue el agente provocador de gran parte de las guerras del siglo XX y de las que se continúan en el siglo XXI.

El relativismo ecuménico

Mas, cabe ahora preguntarse ¿Cuál es la pauta o norma cultural que hace que una cultura o expresión cultural sea superior o inferior a otra?: La producción de significaciones de mayor o menor valor universal. Se nos podrá objetar que el valor universal está dado por las culturas dominantes. Y ello es cierto. Pero al mismo tiempo ello no inhibe que una cultura, llamémosle periférica, no pueda producir significaciones de valor universal.

De modo tal que cuanta mayor cantidad de significaciones de valor universal produzca una cultura, mayor será su jerarquía y superioridad.
Ahora bien, ¿Qué es lo que hace que una significación tenga valor universal?.
Para la antropología cultural lo mismo que para las ciencias sociales el hecho de ser aceptadas mayoritariamente. Que dicho sea de paso, no es poco, pero no es suficiente razón.

En cambio, para la filosofía el fundamento de la validez universal de una expresión cultural no radica en la cantidad o número de convalidaciones sino en la naturaleza misma del valor expresado.
Así cuanto más acabada o perfecta es la significación de una particularidad mayor validez universal ha de tener: Pinta adecuadamente tu aldea y pintarás el universo.

Al mismo tiempo la filosofía establece una jerarquía en orden a las manifestaciones distinguiendo entre manifestaciones vitales y las del espíritu (nous o anima) otorgándole una primacía a este último por ser expresión de “lo divino que hay en nosotros”.

Vemos pues que desde la filosofía se plantea un doble acceso a la producción de significaciones de validez universal. Primero en cuanto a la perfección de la expresión y segundo en tanto expresión de lo más sublime que hay en nosotros.

Ahora bien, este criterio de verdad válido para las expresiones culturales se extiende a las ecúmenes pero no absolutamente sino en forma relativa.
Nos explicamos. No hay en el mundo una ecúmene superior absolutamente a otra u otras, lo que existe, de facto, es que unas superan a otras en algunos aspectos o manifestaciones, pero que no le otorgan superioridad absoluta. Así pues las ecúmenes, al ser totalidades de sentido, son relativas unas a otras; y este es el único posible relativismo cultural existente.

Ante la homogeneización del mundo que viene imponiéndose a fuerza incluso de bombas, como lo vimos hace unos años en Serbia, ayer nomás Afganistán, hoy Iraq y  Palestina, debemos oponer el rescate del único y genuino pluralismo aquel que evidencian las grandes ecúmenes.

Debemos propender a la creación o restauración de “grandes espacios” que las contengan y dentro de los cuales regirá la autonomía federativa hasta de las más pequeñas regiones. Lo que implica el respeto, del pluralismo de expresión, en la unidad. Esta relación entre los grandes espacios y las pequeñas regiones vuelve a plantear el viejo problema que se le presentó ya a Carnéades de Cirene (214-134): Cuál es el límite entre lo último  de lo poco y la primero de lo mucho.

Corresponderá al genio político del próximo milenio su establecimiento para el logro de la buena vida.

No es difícil pensar una Iberoamérica confederada o una Europa federada. Lo que es difícil pensar es una vida futura sin matices, toda homogeneizada bajo un solo patrón o medida. Porque esa vida ya no será vida será solo sobrevivencia de un hombre transformado en un homúnculo. Y eso es, casualmente, lo que no queremos para el hombre en general y para los hispanoamericanos en particular. 


 (*) arkegueta, aprendiz constante


[1] Se utiliza también ecúmene en geografía humana, designando con él, el medio apropiado para la vida colectiva. Y como significa medio, incluso se llegó a cambiarle el género y se habla en masculino de: “el ecúmene”.

[2] La doctrina tradicional del ecumenismo está establecida en la Instructio de motione oecumenica promulgada por el Santo Oficio el 20 de diciembre de 1949, que retoma la enseñanza de PIO XI en la encíclica Mortalium Animos.
La variación introducida por el Concilio es patente tanto a través de los signos extrínsecos como del discurso teórico. En el Decreto Unitatis Redintegratio la Instructio de 1949 no se cita nunca, ni tampoco el vocablo “retorno” (reditus). La palabra reversione ha sido sustituida por conversione. Las confesiones cristianas (incluida la católica) no deben volverse una a otra, sino todas juntas gravitar hacia el Cristo total situado fuera de ellas y hacia el cual deben converger. En una palabra, se disuelven todas las diferencias.
[3] Jaeger, W: Paideia, México, FCE, 1946, p.11.
[4] Gómez Dávila, Nicolás: Sucesivos escolios a un texto implícito, Barcelona, Ed. Altera, 2002
[5] Sartori, Giovanni: Pluralismo, multiculturalismo e inmigración en el periódico Il Giorno, 15/9/2001.
[6] El multiculturalismo se apoya en dos etapas del desarrollo de la antropología cultural: a) en el relativismo cultural de Franz Boas(1858-1942), el precursor de la antropología norteamericana, que sostiene que no es posible hablar de culturas superiores o culturas inferiores y b) en la etapa de la descolonización de los años 60 y 70 donde los antiguos “objetos” de estudio de la conquista de América y del imperialismo en África y Asia, se transforman en “sujetos” que estudian sus propias realidades.

Resumen

Se intenta la recuperación de la idea clásica greco-romana de ecúmene para explicar el surgimiento de los distintos regionalismos.
La idea de ecúmene nos lleva a la idea de pluralismo cultural, que debe ser entendido no como un relativismo cultural, tal como lo hace el multiculturalismo, sino como un interculturalismo, donde cada ecúmene se piensa entre otras, pero a partir de su diferencia.
Abstract
      
We pretend the recuperation of the classic greco-roman idea of ecumene to explain the reappearance of different regionalisms.
The ecumene idea take us to the pluralism idea that must be understood not like a cultural relativism, like the multiculturalism do, but like an interculturalism where each ecumene is thought between others starting from their differences.
                                                                      
 Alberto Buela(*)
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